11 de febrero: rezar por los enfermos

Como santa Bernardita, estamos bajo la mirada de María. La humilde niña de Lourdes dice que la Virgen, a quien definió como "la Bella Dama", la miraba como se mira a una persona. Estas simples palabras describen la plenitud de una relación. Bernardita, pobre, analfabeta y enferma, se siente mirada por María como persona. La Bella Dama le habla con gran respeto, sin compasión. Esto nos recuerda que todo paciente es y siempre será un ser humano y debe ser tratado como tal. Bernardita, después de haber estado en la Gruta, gracias a la oración transforma su fragilidad en apoyo a los demás, gracias al amor se vuelve capaz de enriquecer al prójimo y, sobre todo, ofrece su vida por la salvación de la humanidad. El hecho de que la Bella le pida que ore por los pecadores nos recuerda que los enfermos, los que sufren, no sólo llevan dentro de sí el deseo de curar, sino también de vivir su vida de manera cristiana, llegando a darla como auténticos discípulos misioneros. . de Cristo. María le da a Bernadette la vocación de servir a los enfermos y la llama a ser Hermana de la Caridad, misión que expresa en tal grado que se convierte en un modelo al que todo trabajador de la salud puede referirse. Pidamos, pues, a la Inmaculada Concepción la gracia de saber siempre relacionarse con el enfermo como con una persona que ciertamente necesita ayuda, a veces incluso para las cosas más elementales, pero que lleva en sí su don de compartir con los demás. La mirada de María, Consoladora de los afligidos, ilumina el rostro de la Iglesia en su compromiso diario con los necesitados y los que sufren.
(PAPA FRANCISCO, mensaje para el día 2017 de los enfermos XNUMX)

Oración de la Jornada Mundial del Enfermo 2017
Virgen y Madre María que han transformado una cueva para animales en la casa de Jesús con unos pañales y una montaña de ternura, a nosotros, que invocamos confiadamente tu nombre, volvemos tu mirada benigna. Siervo pequeño del Padre que se regocija en la alabanza, amigo siempre atento para que el vino de la fiesta no falte en nuestra vida, danos asombro por las grandes cosas realizadas por el Todopoderoso. Madre de todos los que comprenden nuestros dolores, signo de esperanza para los que sufren, con tu afecto maternal abres nuestro corazón a la fe; intercede por nosotros la fuerza de Dios y acompáñanos en el camino de la vida. Nuestra Señora de los Cuidados salió sin demora de su pueblo para ayudar a los demás con justicia y ternura, abrir nuestro corazón a la misericordia y bendecir las manos de quienes tocan la carne sufriente de Cristo. Virgen Inmaculada que en Lourdes dio un signo de tu presencia, como una verdadera madre, camina con nosotros, lucha con nosotros,
y dale a todos los enfermos que confiados se vuelvan a ti para sentir la cercanía del amor de Dios. Amén