17 DE SEPTIEMBRE IMPRESIÓN DE LAS ESTIMACIONES DE SAN FRANCESCO D'ASSISI. Oración

ORACIÓN

Oh Dios que, para inflamar nuestro espíritu
con el fuego de tu amor
que imprimiste en el cuerpo del serafín Padre San Francisco
los signos de la pasión de tu hijo,
concédenos, por su intercesión,
para conformarse a la muerte de Cristo
ser parte de su resurrección.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que es Dios,
y vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo,
para todas las edades.

INNO CRUCIS CRISTI

cantamos para la fiesta de la Impresión de los estigmas de San Francesco

Crucis Christi Mons Alvérnae *
Recà © nset mystà © ria,
Ubi salútis aetà © rnae
Dantur privilà © gia:
Dum FrancÃscus dat lucà © rnae
Crucis sua stúdia.

Hoc en monte vir devótus,
Specu solitaria,
Mendigo, un mundo semótus,
Condà © nsat ieiúnia:
Vigilia, nudus, ardens totus,
Crebra dat suspÃria.

Solus ergo clasus orans,
Mind sursum ágitur;
Super gestis crucis plorans
Maeróre confÃcitur:
CrucÃsque fructum implórans
Animo resolituur.

Ad quem venit Rex y caelo
AmÃctu Seráphico,
Sexo alárum tectus velo
Aspecto pacífico:
Colocar toalla Crucis,
Portento mirífico.

Cernit servus Redemptórem,
Passum impassÃbilem:
Lumen Patris et esplendorem,
Tam pium, tam húmilem:
Verbórum audit tenórem
Viro no effábilem.

Vértice montis inflammátur,
VicÃnis cernà © ntibus:
Cor FrancÃsci transformátur
Amóris ardóribus:
Corpus true mox ornátur
Mirándis Stigmátibus.

Collaudà © tur CrucifÃxus,
Tollens mundi scà © lera,
Quem laudat concrucifÃxus,
Crucis ferens vúlnera:
FrancÃscus prorsus innÃxus
Super mundi foédera. Amén

Traducción cognitiva:
Monte della Verna revive los misterios de la Cruz de Cristo; donde se otorgan los mismos privilegios que dan la salvación eterna, mientras Francisco dirige toda su atención a la lámpara que es la Cruz.
En esta montaña, el hombre de Dios, en una cueva solitaria y pobre, separada del mundo, multiplica sus ayunos. En las vigilias nocturnas, aunque desnudas, todo arde y se derrite con frecuencia.
Recluso solo consigo mismo, por lo tanto, ora, con su mente se levanta, llora meditando sobre los sufrimientos de la Cruz. Él es atravesado por la compasión: al rogar por los frutos de la cruz en su alma se está consumiendo a sí mismo.
A él viene el Rey del cielo en forma de serafines, oculto por el velo de las seis alas con una cara llena de paz: está pegado al bosque de una cruz. Milagro digno de asombro.
El siervo ve al Redentor, el impasible que sufre, la luz y el esplendor del Padre, tan piadoso, tan humilde: y escucha las palabras de un tenor que un hombre no puede pronunciar.
La cima de la montaña está en llamas y los vecinos la ven: el corazón de Francisco se transforma por los ardores del amor. E incluso el cuerpo está realmente adornado con asombrosos estigmas.
Alabado sea el Crucificado que quita los pecados del mundo. Francis lo alaba, el concocifijo, que lleva las heridas de la Cruz y descansa por completo sobre el cuidado de este mundo. Amén.