5 mensajes que tu ángel de la guarda quiere enviarte

"Si no me crees, lee la Biblia"

Numerosos pasajes de las Sagradas Escrituras en los que se mencionan los Ángeles Guardianes, o simplemente describen sus deberes.

"Para mí nunca serás una carga"

El amor de un Ángel de la Guarda hacia nosotros no tiene límites. Nada podría desanimarlo, ni causarle resentimiento.

"Puedo protegerte tanto física como espiritualmente"

Contrariamente a la creencia popular, los ángeles pueden cuidar no solo de nuestra alma, sino también de nuestro cuerpo. Lo importante es saber preguntar.

"Nunca te dejaré"

Siempre es una cuestión de amor, no de deber impuesto, el hecho de que el ángel siempre está con nosotros. Es suficiente saber cómo aceptar este Amor, para obtener los beneficios para los cuales se nutre todos los días.

"Fui creado para ti y solo para ti"

Los ángeles guardianes no son reciclables. No sucede que a nuestra muerte sean asignados a otra persona. Nuestro Ángel de la Guarda tiene como único propósito el bienestar de su protegido.

ORACIÓN PODEROSA PARA LLAMAR AL ÁNGEL DE LA GUARDA
Ángel muy amable, mi guardián, tutor y maestro, mi guía y defensa, mi sabio consejero y amigo muy fiel, me han recomendado, por la bondad del Señor, desde el día en que nací hasta la última hora de mi vida. ¡Cuánta reverencia debo, sabiendo que estás en todas partes y siempre cerca de mí! ¡Con cuánta gratitud tengo que agradecerte por el amor que me tienes, qué y cuánta confianza para conocerte, mi asistente y defensor! Enséñame, Santo Ángel, corrígeme, protégeme, protégeme y guíame por el camino correcto y seguro a la Santa Ciudad de Dios. No me permitas hacer cosas que ofendan tu santidad y tu pureza. Presente mis deseos al Señor, ofrézcale mis oraciones, muéstrele mis miserias e impórteme el remedio para ellas por su infinita bondad y por la intercesión materna de María Santísima, su Reina. Mire cuando duerma, apóyeme cuando esté cansado, ayúdeme cuando esté a punto de caerme, páreme cuando haya caído, muéstreme el camino cuando esté perdido, alégrese cuando pierda el corazón, ilumíneme cuando no vea, defiéndame cuando esté peleando y especialmente el último día de mi vida, protégeme del diablo. Gracias a su defensa y su guía, finalmente consiga que entre en su glorioso hogar, donde por toda la eternidad puedo expresar mi gratitud y glorificar con usted al Señor y a la Virgen María, a los suyos y a mi Reina. Amén.