El Papa Francisco invoca la ayuda de la Santísima Virgen Inmaculada durante la ceremonia de veneración

También este año, como todos los años, el Papa Francisco acudió a la Piazza di Spagna de Roma para la tradicional ceremonia de veneración en la Santísima Virgen Inmaculada. Entre la multitud de fieles se puede observar una alfombra de flores ofrecida a lo largo del día por diversos devotos y colectivos.

Lupita

Se honra a la Santísima Virgen Inmaculada con las letanías y Francisco, sonriendo, saluda a los enfermos presentes en la primera fila. Luego se dirige a uno oración a María por interceder en los conflictos del mundo y diciéndole que su mera existencia nos recuerda nuestro destino no es muerte sino vida, no es odio sino hermandad, no es conflicto sino armonía, no es guerra sino paz.

El Papa levanta los ojos al cielo pidiendo a Nuestra Señora que nos muestre el camino de conversión, porque no hay paz sin perdón y no hay perdón sin arrepentimiento.

Francisco

Luego los confía a la Inmaculada Concepción. madres que lloran a sus hijos asesinados por la guerra y el terrorismo. Las madres que los ven partir en viajes de esperanza desesperada. Y también las madres que intentan salvarlos de las adicciones y quienes velan por ellos durante su enfermedad.

El Papa continúa y explica el significado de esta peregrinación, que es también un momento fuerte de devoción popular para toda la ciudad de Roma. Di gracias una vez más María porque con su presencia discreta y constante vigila la ciudad y en las familias, en los hospitales, en los hospicios, en las cárceles y en quienes viven en las calles.

El nacimiento de la tradición de la rosa dorada a los pies de la Santísima Virgen Inmaculada

Il monumento a la Inmaculada Concepción en Roma fue inaugurado y bendecido por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1857. Pio XII luego, el 8 de diciembre, comenzó a enviar flores como homenaje a la Virgen. Este gesto fue luego repetido por su sucesor Juan XXIII en 1958 quien acudió personalmente a la Piazza di Spagna para colocar una cesta de rosas blancas a los pies de la Virgen María. Esta costumbre también fue continuada por los papas posteriores.

El Papa Francisco, antes de llegar a Piazza di Spagna, fue al Basílica de Santa Maria Maggiore donde oró en silencio frente al'Icono de las Sales Populi Romani y le ofreció el Rosa dorada.

La que donó el Papa no es la única Rosa atribuido a Salus. El primero fue donado en 1551 da Papa Julio III y posteriormente de Papa Pablo V.