Padre Pio conocía los pensamientos y el futuro de las personas.

Además de las visiones, los religiosos del convento de Venafro, que fue anfitrión del Padre Pío por un tiempo, fueron testigos de otros fenómenos inexplicables. En su estado de enfermedad grave, el Padre Pio demostró que podía leer los pensamientos de las personas. Un día el padre Agostino fue a verlo. "Haz una oración especial por mí esta mañana", preguntó el Padre Pío. Al bajar a la iglesia, el padre Agostino decidió recordar al cohermano de una manera especial durante la misa, pero luego se olvidó de ello. Volviendo al Padre, le preguntó: "¿Rezaste por mí?" - "Lo olvidé", respondió el Padre Agostino. Y Padre Pio: "gracias a Dios que el Señor aceptó el propósito que hiciste al bajar las escaleras".

Ante el llamado solicitado y repetido para confesar a un hombre, el Padre Pío, que rezó a coro, levanta la cabeza y dice severamente: “En resumen, ¿esto ha hecho que nuestro Señor espere veinticinco años para decidir y confesarse y no puede esperar cinco minutos para mí? Se descubrió que el hecho era cierto.

El espíritu profético del Padre Pío visto por el Padre Carmelo, Superior del Convento de San Giovanni Rotondo, está encerrado en este testimonio: - “Durante la última guerra mundial, casi todos los días se hablaba de la guerra y, sobre todo, de las increíbles victorias militares de la Alemania en todos los frentes de batalla. Recuerdo una mañana leyendo en la sala de estar del convento, el periódico con la noticia de que las vanguardias alemanas se dirigían ahora hacia Moscú. Fue amor a primera vista: vi en ese flash periodístico el final de la guerra con la victoria final de Alemania. Al salir al corredor, me encontré con el venerado Padre y, felizmente, exploté gritando: “¡Padre, la guerra ha terminado! Alemania lo ganó ". - "¿Quién te lo dijo?", Preguntó el Padre Pío. - "Padre, el periódico" respondí. Y Padre Pio: “¿Ganó Alemania la guerra? ¡Recuerde que Alemania perderá la guerra esta vez, peor que la última vez! ¡Recuerda eso!". - Respondí: "Padre, los alemanes ya están cerca de Moscú, así que ...". - Añadió: "¡Recuerda lo que te dije!". Insistí: "¡Pero si Alemania pierde la guerra, significa que Italia también la perderá!" - Y Él decidió: "Tendremos que ver si terminan juntos". Esas palabras fueron completamente oscuras para mí, luego se les dio la alianza Italia-Alemania, pero quedaron claras al año siguiente después del armisticio con los angloamericanos el 8 de septiembre de 1943, con la relativa declaración de guerra de Italia al Alemania.