San Luigi Orione: el santo de la caridad

don Luis Orione fue un sacerdote extraordinario, un verdadero modelo de dedicación y altruismo para todos los que lo conocieron. Nacido de padres humildes pero muy fieles, desde pequeño sintió la llamada al sacerdocio, aunque inicialmente tuvo que ayudar a su padre como adoquinista.

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Don Orione viajó por toda Italia durante recaudar fondos y captar nuevas vocaciones para su trabajo. Destacó también por su celo misionero, fundando congregaciones e institutos religiosos en varios países del mundo.

Luigi Orione, un modelo de dedicación y altruismo

Después de completar sus estudios eclesiásticos, Orión vino ordenado sacerdote en 1895 e inició su actividad pastoral en el oratorio de San Benito en Tortona. Fue precisamente en este contexto que comenzó a madurar su vocación como fundador de una congregación religiosa y de un movimiento laical, con el objetivo de llevar el Evangelio a los más jóvenes. pobres y marginados.

En 1899, Luigi Orione fundó la Congregación de Hijos de la Divina Providencia. La congregación tuvo como objetivo realizar actividades de asistencia y evangelización entre los más necesitados, siguiendo el ejemplo de caridad y servicio de Jesucristo.

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Paralelamente a la actividad de la congregación, Luigi Orione fundó la Movimiento Laico Orionina, en el que también participaron personas no consagrado quien compartió su visión de caridad y servicio. A través del Movimiento Laical promovió la formación espiritual y la participación activa de los laicos a la vida de la Iglesia, animándolos a poner en práctica los valores evangélicos en su vida diaria.

Luigi Orione también destacó por su compromiso con la paz y justicia social. Durante la Primera Guerra Mundial, trabajó para rescatar a los soldados heridos y refugiados, poniendo en riesgo sus vidas para llevar consuelo y esperanza a quienes se encuentran en situaciones extremadamente difíciles.

Luigi Orione murió el Marzo 12 1940 en San Remo. Sus restos reposan en el santuario de Nuestra Señora de la Guardia en Tortona, lugar de devoción y oración para sus numerosos seguidores. en 2004, la Iglesia católica reconoció su santidad, proclamándolo beato.