El Santo del 5 de octubre, que fue Bartolo Longo

Mañana martes 5 de septiembre, la Iglesia conmemora Bartolo Longo, nacido en 1841 y fallecido en 1926, fundador y benefactor de Santuario de la Santísima Virgen del Rosario de Pompeya y consagrado a la Fraternidad laical de San Domenico. Fue beatificado por Papa Juan Pablo II il 26 ottobre 1980.

El 30 de mayo de 1925, un anciano y enfermo habló ante el delegado pontificio del Santuario de Pompeya y ante la gran multitud que congregó a la asamblea: “Hoy quiero dar mi testamento. He recaudado y prodigado millones para fundar la Basílica y la nueva ciudad de María. No me queda nada, soy pobre. Solo tengo los testimonios de benevolencia de los Supremos Pontífices. Y también estos, me gustaría dárselos a los huérfanos ya los hijos de los presos… ”.

Urna que contiene el cuerpo del Beato Bartolo Longo ubicada en la capilla homóloga del Santuario de la Santísima Virgen del Rosario de Pompeya.

Así terminó con este último gesto de devoción el compromiso terrenal de Bartolo Longo, abogado nacido en Latiano (Brindisi) en 1841, que se convirtió a la fe tras vivencias muy lejanas de la Iglesia, que habrían ligado su propia vida para siempre. a la fundación del Santuario de la Virgen de Pompeya ya muchas otras obras de caridad.

El 8 de mayo de 1876 Bartolo Maggio colocó la primera piedra para la construcción del Santuario de Pompeya, finalizada en mayo de 1887. El 5 de mayo de 1901 se inauguró la fachada del Santuario, bajo el símbolo de la paz, poniendo las palabras en la cúspide de ella: "Pax".

Entre los escritos del Beato Bartolo Longo, además de los artículos de la revista "El Rosario y la Nueva Pompeya", podemos mencionar: San Domenico y la Inquisición, Los quince sábados del Rosario en dos volúmenes, La novena a la Virgen del Rosario de Pompeya, La vida de Santa Filomena, La obra de Pompeya y la reforma moral de los hijos de los prisioneros, Historia del Santuario de Pompeya, Pequeñas lecturas, publicadas por los impresores de los hijos de los prisioneros.

Sus restos descansan, junto con los de la condesa De Fusco, el padre Radente y la hermana María Concetta de Litala, en la gran cripta debajo de la Basílica.