Tras el viaje a Fátima, Sor María Fabiola es protagonista de un increíble milagro

Sor María Fabiola Villa es una religiosa de 88 años de las monjas de Brentana que hace 35 años vivió un milagro increíble durante una peregrinación a Fátima, que cambió su vida por completo. Aquejada de pancreatitis crónica durante 14 años, la monja vivía en condiciones de salud precarias, con pocas esperanzas de recuperación. El dolor y la enfermedad le impidieron realizar sus actividades cotidianas, pero a pesar de todo, su devoción mariana siempre se mantuvo fuerte.

monja milagrosa

Sor María Fabiola y el viaje a Fátima

La monja decidió participar en una viaje a fátima organizado por una amiga, a pesar de sus precarias condiciones de salud. El médico también se opuso, pero con la intervención del providencia, logró obtener luz verde para participar en la romería. Durante el celebración eucarística En el Santuario de la Virgen, la monja fue alcanzada por un dolor muy fuerte, Tanto es así que teme por su vida. Pero de repente, el dolor desapareció por completo, dejando a la monja confundida y perpleja.

Nuestra señora de fátima

Desde entonces, la monja ha sido completamente curado, ya no sufre dolores ni limitaciones relacionadas con su enfermedad. Un milagro que asombró no sólo a la propia monja, sino también a sus compañeros de congregación. Desde entonces, ha seguido agradeciendo a Nuestra Señora de Fátima por curarla y ha compartido su testimonio. curación con cualquiera que quisiera escucharlo.

El milagro fortaleció la fe de la monja y le enseñó que incluso en adversidades de la vida, debemos creer en Dios y seguir su voluntad. Reiteró la importancia de confiar en el Señor, incluso cuando parece que todo está perdido. La monja continuó visitando a Fátima por agradecer y compartir su milagro con los demás, animando a todos a creer en el poder de la oración y la fe.

La historia de Sor María Fabiola Villa es un ejemplo de cómo la fe y la devoción pueden llevar a verdaderos milagros en la vida de todos. Su milagrosa recuperación fue una signo tangible de amor y misericordia de dios, que vela siempre por quienes le sirven con corazón sincero.