Una dama espléndida se apareció a Sor Isabel y ocurrió el milagro de la Virgen del Divino Llanto.

La apariencia de Virgen del Divino Lamento Sor Elisabetta, que tuvo lugar en Cernusco, nunca recibió la aprobación oficial de la Iglesia. Sin embargo, el Cardenal Schuster comentó que Nuestra Señora encontraría su camino por sí sola. El cardenal Martini también autorizó indirectamente el nombramiento de una iglesia parroquial en Cernusco en honor a la Madonna del Divin Pianto.

Virgen

La aparición tuvo lugar a las 22.30 horas, cuando las monjas de guardia en la enfermería escucharon hablar a sor Isabel. Al principio pensaron que era hablando en tus sueños, pero la monja estaba completamente despierta y frente a ella había un espléndida dama quien vino a consolarla. Nuestra Señora le dijo al veggente para orar, confiar y esperar y prometió regresar 22 o 23 del mes siguiente.

Pero el visionario era cieca, por lo que las hermanas se sorprendieron al escuchar la historia. Sin embargo, el 3 de febrero siguiente, Sor Elisabetta fue encontrada en Lágrimas porque la Virgen no había aparecido como había prometido. Ella pensó que había hecho algo mal. El 22 de febrero, sin embargo, la Virgen regresó y fue reconocida como tal por la monja.

Hermana Isabel

Nuestra Señora de las Divinas Lágrimas devuelve la vista y la salud a Sor Isabel

La Virgen del Divino Grito llevaba una capa azul claro y sostuvo al Niño Jesús cerca de su corazón. Fluyeron sobre el rostro de Jesús grandes lágrimas. La Virgen explicó que el Niño lloraba porque no era suficiente amado y deseado.

Sor Isabel había pedido a la Virgen que llévala con él al cielo, pero la Virgen respondió que tenía que quedarse allí para dar testimonio de su mensaje. Sor Isabel pidió una señal y Nuestra Señora respondió antes de desaparecer que le devolvería la salud. Y así lo hizo, la monja se recuperó por completo.

La noticia del milagro se difundió rápidamente y la monja fue trasladada a Casa Madre en via Quadronno en Milán para evitar alborotos. Nunca habló de su milagro. Tras su muerte, el 15 de abril de 1984, su cuerpo fue llevado de regreso a Cernusco. La sala de las apariciones se transformó en una capilla, con una estatua de la Virgen que corresponde a la visión de la monja. En el suelo, protegido por un cristal, todavía está marcado el punto donde tuvo lugar la Virgen baja los pies.

Hoy, en el muro de la capilla, se encuentra el silueta de un arbol con corazones plateados, símbolos de las gracias recibidas.