Amalia, sola y desesperada en Nueva York, pide ayuda al Padre Pío, quien misteriosamente se le aparece.

Lo que les contaremos hoy es la historia de Amalia Casalbordino.

Amalia y su familia estaban en condiciones muy difíciles. El esposo y el hijo tuvieron que partir hacia el Ubicación: Canadá en busca de trabajo, mientras ella se quedaba en casa para cuidar a su madre de 86 años.

La madre necesitaba ayuda pero, lamentablemente, los hermanos de la mujer no estaban dispuestos a ayudarla. Lo único que le quedaba por hacer era pedir ayuda. Padre Pio. Amalia era una mujer llena de fe y creía mucho en la Santa de Pietralcina.

puesta del sol

Así que decidió ir a San Giovanni Rotondo para pedir ayuda al fraile. El fraile rápidamente le dio una respuesta, diciéndole que se uniera a la familia. Los hermanos cuidarían de la madre. La mujer tomó en serio esas palabras, hizo las maletas y se embarcó.

Llegado a New York, la mujer se encontró en un ambiente hostil, con una espesa niebla y sin posibilidad de comunicarse, ya que desconocía el idioma. Desesperada buscó el número de su esposo para llamarlo pero se dio cuenta que lo había perdido.

La aparición del Padre Pío

Amalia estaba desesperada y sola, pero en el momento de mayor desesperación, un anciano quien, poniendo una mano en su hombro, le preguntó por qué lloraba. La mujer dijo que no sabía cómo contactar a su esposo y tomar el tren a Canadá.

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De inmediato el anciano llamó a un policía quien le dio a Amalia toda la información necesaria para llegar a Canadá. En ese momento la mujer se dio cuenta de que conocía esa figura. El anciano que la había ayudado era el Padre Pío. Sin embargo, cuando se volvió para darle las gracias, el hombre ya no estaba.

La historia de Amalia sirve para recordarnos que cuando nos sentimos perdidos y desesperados, el Cielo está cerca de nosotros y no tenemos más que invocarlo.