¿Cómo podemos agradecer a nuestros Ángeles Guardianes por la ayuda que nos brindan?

¿Qué es un ángel guardián?

Un ángel guardián es un ángel (un ser creado, no humano, no corpóreo) que ha sido asignado para proteger a una persona en particular, especialmente para ayudar a esa persona a evitar los peligros espirituales y alcanzar la salvación.

El ángel también puede ayudar a la persona a evitar peligros físicos, particularmente si esto ayudará a la persona a alcanzar la salvación.

¿Cómo podemos agradecerles por la ayuda que nos brindan?

La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos explicó:

La devoción a los santos ángeles da lugar a una cierta forma de vida cristiana caracterizada por:

devoto agradecimiento a Dios por poner estos espíritus celestiales de gran santidad y dignidad al servicio del hombre;
una actitud de devoción derivada del conocimiento de vivir constantemente en presencia de los Santos Ángeles de Dios; - Serenidad y confianza para enfrentar situaciones difíciles, ya que el Señor guía y protege a los fieles en el camino de la justicia a través del ministerio de Sus Santos Ángeles. Entre las oraciones por los Ángeles Guardianes, el Angele Dei es particularmente popular, y a menudo es recitado por las familias en las oraciones de la mañana y de la tarde, o en la recitación del Ángelus.

ORACIONES AL ANGEL GUARDIAN

Ángel muy amable, mi guardián, tutor y maestro, mi guía y defensa, mi sabio consejero y amigo muy fiel, me han recomendado, por la bondad del Señor, desde el día en que nací hasta la última hora de mi vida. ¡Cuánta reverencia debo, sabiendo que estás en todas partes y siempre cerca de mí! ¡Con cuánta gratitud tengo que agradecerte por el amor que me tienes, qué y cuánta confianza para conocerte, mi asistente y defensor! Enséñame, Santo Ángel, corrígeme, protégeme, protégeme y guíame por el camino correcto y seguro a la Santa Ciudad de Dios. No me permitas hacer cosas que ofendan tu santidad y tu pureza. Presente mis deseos al Señor, ofrézcale mis oraciones, muéstrele mis miserias e impórteme el remedio para ellas por su infinita bondad y por la intercesión materna de María Santísima, su Reina. Mire cuando duerma, apóyeme cuando esté cansado, ayúdeme cuando esté a punto de caerme, páreme cuando haya caído, muéstreme el camino cuando esté perdido, alégrese cuando pierda el corazón, ilumíneme cuando no vea, defiéndame cuando esté peleando y especialmente el último día de mi vida, protégeme del diablo. Gracias a su defensa y su guía, finalmente consiga que entre en su glorioso hogar, donde por toda la eternidad puedo expresar mi gratitud y glorificar con usted al Señor y a la Virgen María, a los suyos y a mi Reina. Amén.