Comentario sobre la liturgia del 5 de febrero de 2021 por Don Luigi Maria Epicoco

En el centro del evangelio de hoy está la conciencia culpable de Herodes. De hecho, la creciente fama de Jesús despierta en él el sentimiento de culpa por el infame asesinato con el que había matado a Juan el Bautista:

“El rey Herodes oyó hablar de Jesús, ya que su nombre se había hecho famoso entretanto. Se dijo: "Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos y por eso el poder de los milagros obra en él". Otros, en cambio, dijeron: "Es Elías"; otros todavía decían: "Es un profeta, como uno de los profetas". Pero Herodes, al oírlo, dijo: "¡Ese Juan, a quien yo había decapitado, ha resucitado!".

Por mucho que intentemos escapar de nuestra conciencia, nos perseguirá hasta el final, hasta que nos tomemos en serio lo que tiene que decir. Hay un sexto sentido dentro de nosotros, la capacidad de sentir la verdad por lo que realmente es. Y por mucho que la vida, las elecciones, los pecados, las circunstancias, el condicionamiento puedan suavizar este sentido subyacente que tenemos, lo que realmente no corresponde a la Verdad sigue resonando en nosotros como malestar. Por eso Herodes no encuentra la paz y manifiesta la típica neurosis que todos tenemos cuando por un lado nos sentimos atraídos por la verdad y por otro vivimos en contra de ella:

“De hecho, Herodes había hecho arrestar a Juan y encarcelarlo a causa de Herodías, la esposa de su hermano Felipe, con quien se había casado. Juan le dijo a Herodes: "No te es lícito quedarte con la mujer de tu hermano". Por esto Herodías le guardaba rencor y le hubiera gustado que lo mataran, pero no pudo, porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era justo y santo, y lo cuidaba; y aunque al escucharlo estaba muy perplejo, sin embargo escuchaba con gusto ”.

¿Cómo puede uno sentirse fascinado por la verdad por un lado y luego dejar que la mentira gane? El evangelio de hoy nos dice esto para desenmascarar el mismo conflicto que nos habita y para advertirnos que a la larga, sintiéndonos atraídos por lo que es verdad si no se toman las decisiones consecuentes, tarde o temprano se combinan problemas irreparables.