Comentario del P. Luigi Maria Epicoco: Mc 7, 24-30

"Entró en una casa, no quería que nadie lo supiera, pero no pudo permanecer oculto". Hay algo que parece aún mayor que la voluntad de Jesús: la imposibilidad de ocultar su luz. Y esto creo que se debe a la definición misma de Dios. Si Dios es infinito, siempre es difícil encontrar un recipiente que pueda contener lo irreprimible. Viene de si entonces ninguna situación en la que Él está presente es capaz de detenerla hasta el punto de ocultarla. Esto se ve sobre todo en la experiencia de tantos santos. ¿No era la pequeña Bernadette Soubirous la última de las niñas de ese desconocido pueblo de casas de Lourdes? Sin embargo, el niño más pobre, el más ignorante, el más desconocido, que vivía en un pueblo desconocido del Pirineo, se ha convertido en el protagonista de una historia que era imposible de contener, contener, ocultar. Dios no puede permanecer oculto donde se manifiesta.

Por eso Jesús es constantemente desobedecido en su indicación de no contarle a nadie sobre Él. Pero lo que el Evangelio de hoy indica con tanta claridad, se refiere a la historia de una madre extranjera, fuera de los circuitos de Israel, que intenta por todos los medios ser escuchada y escuchada por Jesús Sin embargo, la reacción de Jesús es inexplicablemente dura ya veces ofensiva: «Que se alimente primero a los niños; no es bueno tomar el pan de los niños y tirárselo a los perros ». La prueba a la que está sometida esta mujer es tremenda. Es la misma prueba a la que a veces somos sometidos en nuestra vida de fe cuando tenemos la sensación de ser rechazados, indignos, expulsados. Lo que solemos hacer ante este tipo de sentimientos es irnos. Esta mujer, en cambio, nos muestra una salida secreta: "Pero ella respondió:" Sí, Señor, pero hasta los perros debajo de la mesa se comen las migajas de los niños ". Entonces le dijo: "Por esta palabra tuya, vete, el diablo ha salido de tu hija". De regreso a casa, encontró a la niña acostada en la cama y el diablo se había ido ”. AUTOR: Don Luigi Maria Epicoco