Conocimiento: el quinto don del Espíritu Santo. ¿Eres dueño de este regalo?

Un pasaje del Antiguo Testamento del libro de Isaías (11: 2-3) enumera siete dones que se cree que el Espíritu Santo otorgó a Jesucristo: sabiduría, comprensión, consejo, poder, conocimiento, temor. Para los cristianos, estos dones pensaban que eran propios como creyentes y seguidores del ejemplo de Cristo.

El contexto de este paso es el siguiente:

Saldrá un disparo del muñón de Jesse;
De sus raíces una rama dará fruto.
El Espíritu del Señor descansará sobre él.
El espíritu de sabiduría y entendimiento,
El espíritu de consejo y poder,
El espíritu de conocimiento y temor del Señor,
y deléitate en el temor del Señor.
Puede notar que los siete regalos incluyen repetir el último regalo: miedo. Los estudiosos sugieren que la repetición refleja la preferencia por el uso simbólico del número siete en la literatura cristiana, como vemos en las siete peticiones de la oración del Señor, los siete pecados capitales y las siete virtudes. Para distinguir entre dos regalos que se llaman miedo, el sexto regalo a veces se describe como "lástima" o "reverencia", mientras que el séptimo se describe como "asombro y asombro".

Conocimiento: el quinto don del Espíritu Santo y la perfección de la fe.
Cómo la sabiduría (el primer don) el conocimiento (el quinto don) perfecciona la virtud teológica de la fe. Sin embargo, los objetivos del conocimiento y la sabiduría son diferentes. Mientras que la sabiduría nos ayuda a penetrar la verdad divina y nos prepara para juzgar todas las cosas de acuerdo con esa verdad, el conocimiento nos da esa capacidad de juzgar. Como p. John A. Hardon, SJ, escribe en su diccionario católico moderno: "El objeto de este regalo es todo el espectro de cosas creadas en la medida en que conducen a Dios".

Otra forma de articular esta distinción es pensar en la sabiduría como el deseo de conocer la voluntad de Dios, mientras que el conocimiento es la verdadera facultad con la que se conocen estas cosas. En un sentido cristiano, sin embargo, el conocimiento no es solo la mera colección de hechos, sino también la capacidad de elegir el camino correcto.

La aplicación del conocimiento.
Desde el punto de vista cristiano, el conocimiento nos permite ver las circunstancias de nuestra vida como Dios las ve, aunque de manera más limitada, ya que estamos obligados por nuestra naturaleza humana. A través del ejercicio del conocimiento, podemos determinar el propósito de Dios en nuestra vida y su razón para ubicarnos en nuestras circunstancias particulares. Como observa el padre Hardon, el conocimiento a veces se llama "la ciencia de los santos" porque "permite a aquellos que tienen el don de discernir fácil y efectivamente entre los impulsos de la tentación y las inspiraciones de la gracia". Al juzgar todas las cosas a la luz de la verdad divina, podemos distinguir más fácilmente entre los impulsos de Dios y la astucia del diablo. El conocimiento es lo que hace posible distinguir entre el bien y el mal y elegir nuestras acciones en consecuencia.