Consejo de hoy 14 de septiembre de 2020 desde Santa Geltrude

Santa Gertrudis de Helfta (1256-1301)
Monja benedictina

El Heraldo del Amor Divino, SC 143
Meditemos en la Pasión de Cristo
Se enseñó [a Gertrudis] que cuando nos volvemos al crucifijo debemos considerar que en el fondo de nuestro corazón el Señor Jesús nos dice con su dulce voz: “Mira cómo por tu amor estaba suspendida en la cruz, desnuda y despreciada, mi cuerpo cubierto heridas y extremidades dislocadas. Sin embargo, mi Corazón está tan lleno de dulce amor por ti que, si tu salvación lo requiriera y no pudiera lograrse de otra manera, aceptaría sufrir hoy sólo por ti, ya que ves que sufrí una vez por todo el mundo ". Esta reflexión debe llevarnos a la gratitud, ya que, a decir verdad, nuestra mirada nunca se encuentra con el crucifijo sin una gracia de Dios. (...)

En otra ocasión, mientras meditaba sobre la Pasión del Señor, se dio cuenta de que meditar en las oraciones y lecciones relacionadas con la Pasión del Señor es infinitamente más eficaz que cualquier otro ejercicio. Pues así como es imposible tocar la harina sin que quede algo de polvo en la mano, tampoco es posible pensar con mucho o poco fervor en la Pasión del Señor sin sacar fruto de ella. Incluso quien hace una simple lectura de la Pasión dispone el alma a recibir su fruto, de modo que la simple atención de quien recuerda la Pasión de Cristo se beneficia más que cualquier otro con una atención más profunda pero no en la Pasión del Señor.

Por eso nos preocupamos incansablemente de meditar a menudo sobre la Pasión de Cristo, que se convierte para nosotros como miel en nuestra boca, música melodiosa en nuestros oídos, canto de alegría en nuestro corazón.