Lo que el Padre Pio le dijo al futuro Papa Juan Pablo II sobre los estigmas

20 settembre 1918, San Giovanni Rotondo. Padre Pio después de celebrar la Santa Misa, se dirige a los bancos del coro para el habitual Día de Acción de Gracias.

Palabras del Santo: “Todo sucedió en un instante. Mientras todo esto sucedía, ho visto ante mí una Persona misteriosa, similar al que había visto el 5 de agosto, diferente solo porque la sangre goteaba de sus manos, pies y costado. Verlo me asustó: lo que sentí en ese momento es indescriptible. Pensé que moriría si el Señor no hubiera intervenido y fortalecido mi corazón que estaba a punto de estallar en mi pecho. Entonces esa Persona desapareció y me di cuenta que mis manos, mis pies y mi costado estaban perforados y con sangre ”.

Ese fue el día en que el Padre Pio recibió su estigmas visible. No había nadie alrededor. El silencio cayó sobre la figura vestida de marrón que yacía acurrucada en el suelo. Para el Santo, por tanto, comenzó Su larga prueba.

El futuro Papa Juan Pablo II en San Giovanni Rotondo

Ahora, no es ningún secreto que San Juan Pablo II, entonces el padre Wojtyla, tenía relaciones con el padre Pio en Italia. Incluso hay historias que cuentan que el santo franciscano predijo que se convertiría en Papa. El Papa, sin embargo, dijo que esto nunca sucedió.

Antes de su muerte, el Padre Pio compartió la historia de su herida y dolor con Don Wojtyla. Sucedió después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el polaco se dirigió a San Giovanni Rotondo. En ese momento la popularidad del Santo aún no era grande y por eso el futuro Papa y el fraile hablaron durante mucho tiempo.

Padre Pio y Karol Wojtyla como jóvenes

Cuando el padre Wojtyla le preguntó al padre Pío cuál de sus heridas le causaba más dolor, el fraile respondió de la siguiente manera: "Es la del hombro, que nadie conoce y nunca ha sido curada". Resultó entonces, después de un análisis escrupuloso, que el Padre Pío habló de esta herida sólo a San Juan Pablo II.

¿Por qué lo hizo? Se hipotetiza que el fraile confió en el joven sacerdote porque vio en él el fuego ardiente de Dios ...