Devoción a Dios Padre: la consagración que se hace cada día

Dios, Padre nuestro, con profunda humildad y gran gratitud nos preparamos ante ti y mediante este acto especial de encomienda y consagración ponemos nuestra vida, nuestras obras, nuestro amor bajo tu protección paternal.

Anhelamos poder conocerte y amarte más y más. Humildemente anhelamos poder acoger tu bondad y tu infinito amor paternal en nosotros y dárselos a los demás.

Concédenos, te suplicamos, la gran gracia de aprender a amar cada vez más el divino Corazón de tu Hijo más amado y, así fortalecido por tu Espíritu Santo, ser capaz de glorificar siempre tu bondad paterna y eterna, o Padre infinitamente bueno.

Santa María, Hija del Padre y Madre celestial, ruega por nosotros. Amén.