Devoción a Jesús despreciado

1. Aparición humillante de Jesús: después de conducir al Redentor, con la insignia de la coronación, ante Pilato, sintió un apretón compasivo y, creyendo que estaba conmoviendo a las personas presentándolas, hizo que Jesús subiera a una cabaña, como para preguntar caridad a las multitudes ... El que había mostrado tanto hacia ellos, ¿lo encontrará ahora? Él también lo invoca desde la Cruz, ¿y le compadeces? ¿Tu lo amas?

2. Aquí está el hombre. Palabras cortas dijeron Pilato, dejando el resto a los sentidos. ¡Aquí está el Hombre, temido por ti! Si era un criminal, era castigado; si eres un mistificador, estás azotado; si rey, mira su corona de alegría; ¿Qué asesino fue reducido peor que él? ... ¿Y tú, cristiano, conoces a este hombre? Él es el creador, él es su Señor, en cuyas manos está todo el poder, él es la belleza soberana, la bondad en esencia ... ¡Adórelo y teméle, aunque lo desprecian, pero lo desprecian por su bien!

3. Jesús despreciado. ¡Todos se rieron de Jesús! No hubo nadie que, con una oleada de pena, trató de protegerlo; Era como un gusano o un trapo tirado. Sostuvo este castigo por su risa de los demás, por su conversación contra su prójimo o contra la virtud angelical, para no causar una mala impresión, para no ser creído un poco o ingenuo. ¡Cuántos desprecio por Jesús! Llora delante de él: ámalo: prométele lealtad,

PRÁCTICA. - Arregla el Crucifijo, diciendo: Aquí hay un Dios, maltratado por mi amor. Hace una mortificación

Oración a Jesús Perforado

Señor Jesús, (te adoramos)
permítanos contemplar su lado perforado;
ayúdanos a tomar el río de la ternura, de la compasión, del amor
que desde la cruz derramas sobre el mundo.

Danos para recoger SANGRE y AGUA
que fluye de tu lado
para participar en tu inmensa pasión de amor y dolor
eso rompe nuestros egoísmos,
nuestros cierres, nuestra frialdad.

Danos para contemplar
en este tu cuerpo
los signos del pacto eterno e indefectible,
contemplar en cada herida
la certeza
que esta Alianza nunca fallará,
ella será nuestra compañera en sufrimiento, soledad y agonía.

Curaste enfermos y leprosos,
pero ahora no haces un milagro por ti:
permanece en agonía con los brazos abiertos al Padre y al mundo.

Y tú dices: también estás en el abrazo del Pacto,
también estás en el abrazo de la Misericordia
que supera tu miedo y tu culpa,
estás en el abrazo de este amor libre,
en el que todo es amado, entendido, perdonado.