Devoción a Jesús: su sangre como sacrificio por el perdón de pecados

Una religión, sea verdadera o falsa, tiene el sacrificio como elemento esencial. Con ella no solo se adora a Dios, sino que se implora perdón y agradecimiento, se expía la culpa, se agradece por los dones recibidos. Dios mismo pidió al pueblo elegido por ellos. Pero, ¿qué valor podrían tener? ¿La sangre de los animales, por sí misma, apaciguó a Dios y purificó al hombre? "No hay liberación, dice el Apóstol, no hay alianza, no hay expiación, si no en la Sangre del Cordero, asesinado por el origen del mundo". Es decir, esos sacrificios tenían un valor puramente simbólico y fueron un preludio del Sacrificio de Cristo. Para encontrar el Sacrificio verdadero, único y definitivo, debemos ir al Calvario, donde Jesús, aunque cubierto de nuestros pecados, es el santo e inocente Sacerdote y al mismo tiempo es la Víctima inmaculada agradable a Dios. Y ahora vamos a volar sobre los siglos y del Calvario pasamos al Altar. Sobre él, como sobre el Calvario, se baja el Cielo, porque el río de la Redención fluye del Altar como del Calvario. La Cruz está en el Calvario, la Cruz está en el Altar; la misma Víctima del Calvario está en el Altar; la misma Sangre brota de sus venas; con el mismo propósito, la gloria de Dios y la redención de la humanidad, Jesús se sacrificó en el Calvario y se inmoló en el Altar. En el Altar, como en la Cruz, está la Madre de Jesús, están los grandes santos, hay penitentes que se golpean el pecho; en el altar, como al pie de la Cruz, están los verdugos, los blasfemos, los incrédulos, los indiferentes. No vaciles en tu fe, si en lugar de Jesús, en el Altar, ves a un hombre como tú. El sacerdote recibió el mandato de Jesucristo de hacer lo que hizo en el Cenáculo. No vaciles en tu fe si no ves la Carne y la Sangre de Cristo, sino solo el pan y el vino: después de las palabras de la consagración, el pan y el vino cambian de sustancia al cambiarlo a las palabras de Jesús. La Santa Misa es un "Puente sobre el Mundo" porque une la tierra al Cielo; Piense que los Tabernáculos son los pararrayos de la Justicia Divina. ¡Ay de nosotros si llegara el día en que el sacrificio de la misa ya no se ofrecerá a Dios! ¡Sería el último del mundo!

EJEMPLO: En Ferrara, en la pequeña iglesia de S. María en Vado, en la Pascua de 1171, un sacerdote mientras celebraba la Santa Misa fue asaltado por fuertes dudas sobre la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. Después de la elevación, cuando rompió la Hostia consagrada, salió sangre con tanta vehemencia que los muros y la bóveda quedaron salpicados. La fama de tan prodigio se extendió por todo el mundo y la piedad de los fieles erigió una grandiosa basílica que contiene intactos los muros y la bóveda del pequeño templo, en el que aún hoy, rodeado de muchos anillos dorados, se puede ver claramente el gotas de la Sangre Prodigiosa. El Templo es oficiado por los Misioneros de la Preciosa Sangre y es el destino de muchas almas devotas. ¡Cuántas excusas hoy para no escuchar la Santa Misa, ni siquiera en las fiestas de precepto! ¡Cuántas veces la misa festiva se convierte en la hora de las citas, de la ostentación de la ropa y de los peinados más inmodestos! ¡Parece que en algunas personas la fe se ha extinguido por completo!

OBJETIVO: Tratamos de no perdernos nunca la Santa Misa en días festivos y de asistirlos con la mayor devoción posible.

JACULATORIO: Oh Jesús, Sacerdote eterno, intercede por nosotros ante tu Divino Padre, en el Sacrificio de tu Cuerpo y de tu Sangre. (S. Gaspar).