Devoción al Padre Pio: el fraile cura a un niño en San Giovanni Rotondo

María es la madre de un niño enfermo recién nacido que, después de un examen médico, aprende que la pequeña criatura sufre una enfermedad muy compleja. Cuando ahora toda esperanza de salvarlo está absolutamente perdida, María decide irse en tren a San Giovanni Rotondo. Vive en un país en el extremo opuesto de Puglia, pero ha escuchado mucho sobre este fraile que lleva cinco heridas sangrantes, iguales a las de Jesús en la cruz, y que hace grandes milagros, cura a los enfermos y restaura la esperanza a los infelices. Se va de inmediato, pero durante el largo viaje, el niño muere. Lo envuelve en su ropa personal y, después de haberlo visto toda la noche en el tren, lo vuelve a poner en su maleta y cierra la tapa. Así llega el día siguiente en San Giovanni Rotondo. Está desesperada, ha perdido el afecto que más le importa en el mundo pero no ha perdido la fe. La misma tarde está en presencia del fraile del Gargano; él está en la fila para confesar y en sus manos sostiene la maleta que contiene el pequeño cadáver de su hijo, que ha estado muerto por más de veinticuatro horas. Llega frente al Padre Pio. Se inclina para rezar cuando la mujer se arrodilla sollozando con lágrimas rotas por la desesperación, y suplica por su ayuda, la mira atentamente. La madre abre la maleta y le muestra el pequeño cuerpo. El pobre fraile está profundamente conmovido y él también está atormentado por el dolor de esta madre inconsolable. Toma al niño y coloca su mano estigmatizada sobre su cabeza, luego dirige sus ojos al cielo y recita una oración. La pobre criatura no tarda más de un segundo en volver a la vida: un gesto rápido le quita primero las piernas y luego los brazos pequeños, parece despertarse de un largo sueño. Dirigiéndose a su madre, le dice: “Madre, ¿por qué gritas? ¿No ves que tu hijo está durmiendo? Los gritos de la mujer y la multitud que rodea la pequeña iglesia estallan en una ovación general. De boca en boca se grita el milagro. Es mayo de 1925 cuando la noticia de este humilde fraile que cura a los lisiados y resucita a los muertos, fluye rápidamente por los cables telegráficos de todo el mundo.