Devoción a los muertos: el Triduo de oración comienza hoy

Para apoyar a las almas del purgatorio
Eterno y todopoderoso Señor, por esa sangre muy preciosa que tu divino Hijo esparció a lo largo de su pasión, y especialmente de las manos y los pies en el árbol de la cruz, liberando de sus dolores las almas del purgatorio y, antes que los demás. aquellos por los cuales tengo la mayor obligación de rezarles, o que merecen nuestros mejores esfuerzos por haber profesado una devoción particular a los dolores de Jesús y su Madre María más afligida en la vida.
Santo Padre, mi Creador y mi Dios, entre cuyos brazos estoy a punto de tomar el resto de esta noche, no puedo cerrar los ojos para dormir sin antes recomendarte a mis seres queridos que sufren en el Purgatorio. Mi dulce Padre, recuerda que esas Almas son tus hijas, que te han amado y te aman por encima de todas las cosas, y entre los sufrimientos del Purgatorio, más que la liberación del dolor, anhelan finalmente poder verte y estar unidos. siempre para ti. Por favor, abre tus brazos paternos para ellos, llama al mal a Ti. En expiación por sus pecados, acepta de mí la oferta de todos los méritos infinitos de la vida, la pasión y la muerte de Jesús. En esta noche tengo la intención de repetir esta preciosa oferta a cada latido de mi corazón. Oh Reina del universo, Santísima Virgen María, cuyo admirable poder también se extiende al Purgatorio, rezo para que entre las Almas que experimentan los dulces efectos de tu protección materna, también estén las de mis seres queridos. Te recomiendo por esa espada de dolor que atravesó tu alma bajo la cruz del moribundo Jesús. De Profundis. Nuestro Padre, Ave María, Descanso Eterno.

Petición a Jesús por las almas del Purgatorio

Muy amado Jesús, hoy te presentamos las necesidades de las Almas del Purgatorio. Sufren mucho y desean ardientemente venir a Ti, su Creador y Salvador, para permanecer contigo para siempre. Te recomendamos, oh Jesús, todas las Almas del Purgatorio, pero especialmente aquellas que murieron repentinamente por accidentes, heridas o enfermedades, sin poder preparar su alma y posiblemente liberar su conciencia. También rezamos por las almas más abandonadas y las más cercanas a la gloria. Te imploramos especialmente que tengas piedad de las almas de nuestros parientes, amigos, conocidos y también de nuestros enemigos. Todos tenemos la intención de aplicar las indulgencias que estarán disponibles para nosotros. Bienvenido, Jesús muy lamentable, estas humildes oraciones nuestras. Se los presentamos a través de las manos de María Santísima, su Madre Inmaculada, el glorioso Patriarca San José, su supuesto Padre y todos los Santos en el Paraíso. Amén.