Devoción a los santos: el pensamiento del Padre Pío hoy 16 de agosto

9. Hijos míos, ¡amemos y digamos el Ave María!

10. Enciendes a Jesús, ese fuego que viniste a traer a la tierra, de modo que consumido por él me inmolas en el altar de tu caridad, como una ofrenda de amor quemada, porque reinas en mi corazón y en el corazón de todos, y desde Todos y cada uno levantan una sola canción de alabanza, de bendición, de agradecimiento por el amor que nos han mostrado en el misterio de su nacimiento de la ternura divina.

11. Ama a Jesús, ámalo mucho, pero por esto ama más el sacrificio. El amor quiere ser amargo.

12. Hoy la Iglesia nos presenta la fiesta del Santísimo Nombre de María para recordarnos que siempre debemos pronunciarlo en cada momento de nuestra vida, especialmente en la hora de la agonía, para que nos abra las puertas del Cielo.

13. El espíritu humano sin la llama del amor divino es llevado a alcanzar el rango de bestias, mientras que, por el contrario, la caridad, el amor de Dios lo eleva tan alto que alcanza el trono de Dios. Da gracias a la liberalidad sin cansarse nunca. de tan buen padre y reza a él para que aumente más y más la santa caridad en tu corazón.

14. Nunca te quejarás de las ofensas, donde sea que te cometan, recordando que Jesús estaba saturado de opresión por la malicia de los hombres de los que él mismo se había beneficiado.
Todos se disculparán con la caridad cristiana, manteniendo ante sus ojos el ejemplo del divino Maestro que incluso excusó a sus crucifixores ante su Padre.

15. Oremos: los que rezan mucho se salvan, los que rezan poco son condenados. Amamos a la Virgen. Hagamos su amor y recitemos el santo Rosario que nos enseñó.

16. Siempre piensa en la Madre celestial.

17. Jesús y tu alma acuerdan cultivar la viña. Depende de usted quitar y transportar piedras, desgarrar espinas. Para Jesús la tarea de sembrar, plantar, cultivar, regar. Pero incluso en tu trabajo está la obra de Jesús, sin él no puedes hacer nada.

18. Para evitar el escándalo farisaico, no estamos obligados a abstenernos del bien.

19. Recuerde: el malhechor que se avergüenza de hacer el mal está más cerca de Dios que el hombre honesto que se sonroja por hacer el bien.

20. El tiempo dedicado a la gloria de Dios y la salud del alma nunca se malgasta.