Devoción a los santos: el pensamiento del Padre Pío hoy 20 de noviembre

16. Después de la Gloria, rezamos a San José.

17. Subamos generosamente al Calvario por el bien de aquel que se inmoló por nuestro amor y somos pacientes, seguros de que volaremos a Tabor.

18. Manténganse fuertes y constantemente unidos a Dios, consagrando todos sus afectos, todos sus problemas, todos ustedes, esperando pacientemente el regreso del hermoso sol, cuando el novio quiera visitarlos con la prueba de la aridez, las desolaciones y las persianas. de espíritu

19. ¡Reza a San José!

20. Sí, amo la cruz, la única cruz; La amo porque siempre la veo detrás de Jesús.

21. Los verdaderos siervos de Dios han valorado cada vez más la adversidad, ya que están más en conformidad con el camino que recorrió nuestra Cabeza, que trabajó nuestra salud por medio de la cruz y los oprimidos.

22. El destino de las almas elegidas es el sufrimiento; Es un sufrimiento soportado en una condición cristiana, una condición a la cual Dios, el autor de cada gracia y cada don que conduce a la salud, ha determinado darnos gloria.

23. Sé siempre un amante del dolor que, además de ser obra de la sabiduría divina, nos revela, aún mejor, la obra de su amor.

24. Que la naturaleza también se resienta ante el sufrimiento, porque no hay nada más natural que el pecado en esto; tu voluntad, con ayuda divina, siempre será superior y el amor divino nunca fallará en tu espíritu, si no descuidas la oración.

25. Me gustaría volar para invitar a todas las criaturas a amar a Jesús, a amar a María.

26. Jesús, María, José.

27. La vida es un calvario; pero es mejor subir felizmente. Las cruces son las joyas del Novio y estoy celosa de ellas. Mis sufrimientos son agradables. Sufro solo cuando no sufro.

28. El sufrimiento de los males físicos y morales es la oferta más valiosa que puedes hacer a quien nos salvó sufriendo.

29. Disfruto inmensamente al sentir que el Señor siempre es generoso con sus caricias con tu alma. Sé que estás sufriendo, pero ¿no es una señal segura de que Dios te ama? Sé que sufres, pero ¿no es este sufrimiento el sello distintivo de cada alma que ha elegido un Dios y un Dios crucificado por su porción y herencia? Sé que tu espíritu siempre está envuelto en la oscuridad de la prueba, pero es suficiente para ti, mi buena hija, saber que Jesús está contigo y en ti.