Devoción al Sagrado Corazón todos los días: oración el 9 de enero

ORACIÓN DE SANTA GERTRUDE
Te saludo, Sagrado Corazón de Jesús, fuente viva y vivificante de vida eterna, tesoro infinito de la divinidad, ardiente horno de amor divino. Eres el lugar de mi refugio, el refugio de mi seguridad. Oh mi querido Salvador, ilumina mi corazón con el amor más ardiente que inflama tu Corazón; derrama en mi corazón las grandes gracias que encuentran la fuente viva en tu Corazón; haga que su voluntad se convierta en mi voluntad y siempre se conforme a ella, porque quiero que su santa voluntad sea la regla de todos mis deseos y todas mis acciones para el futuro. Amén.
ORACIONES DE CONSAGRACIÓN DE SANTA MARGHERITA MARIA
No doy y consagro al Sagrado Corazón de nuestro Señor Jesucristo, mi persona y mi vida, mis obras, dolores, sufrimientos, para no querer usar ninguna parte de mi ser más que para honrarlo y glorificarlo.

Esta es mi voluntad irrevocable: ser toda suya y hacer todo por ella, renunciar con todo mi corazón a lo que podría desagradarlo.

Te llevo, por lo tanto, Sagrado Corazón, por el único objeto de mi amor, por el protector de mi vida, por la seguridad de mi salvación, por el remedio de mi fragilidad e inconstancia, por el reparador de todas las fallas de mi vida, y por asilo seguro a la hora de mi muerte.

Oh corazón de bondad, sé mi justificación para Dios, tu Padre, y quita de mí las amenazas de su justa indignación.

Oh corazón de amor, deposito toda mi confianza en ti, porque temo todo de mi malicia y debilidad, pero espero todo de tu bondad; consume en mí lo que puede disgustarte y resistirte.

Tu amor puro está tan profundamente impresionado en mi corazón que nunca puedo olvidarte ni ser separado de ti. Te ruego, por tu bondad, que me concedas que mi nombre está escrito en tu Corazón, porque quiero hacer que mi felicidad y mi gloria consistan en vivir y morir como tu esclavo. Amén.

(Esta consagración fue recomendada por nuestro Señor a Santa Margarita María).
CONSAGRACION DE LA FAMILIA
Muy dulce corazón de Jesús, que hizo su consoladora promesa a su gran devota Santa Margarita María: "Bendeciré las casas, en las que se expondrá la imagen de mi Corazón", dignamos aceptar la consagración que hacemos de nuestra familia, con el que pretendemos reconocerte como el Rey de nuestras almas y proclamar el dominio que tienes sobre todas las criaturas y sobre nosotros.

Tus enemigos, oh Jesús, no quieren reconocer tus derechos soberanos y repetir el grito satánico: ¡no queremos que reine sobre nosotros! atormentando así a tu Corazón más adorable de la manera más cruel. En cambio, te repetiremos con mayor ímpetu y mayor amor: Reina, oh Jesús, sobre nuestra familia y sobre cada uno de los miembros que la componen; reina en nuestras mentes, porque siempre podemos creer las verdades que nos has enseñado; reina en nuestros corazones porque siempre queremos seguir tus mandamientos divinos. Sé tú solo, divino Corazón, el dulce Rey de nuestras almas; de estas almas, a quienes has conquistado al precio de tu preciosa sangre y a quienes quieres toda la salvación.

Y ahora, Señor, según tu promesa, trae tus bendiciones sobre nosotros. Bendice nuestros trabajos, nuestros negocios, nuestra salud, nuestros intereses; ayúdanos en alegría y dolor, prosperidad y adversidad, ahora y siempre. Que la paz, la armonía, el respeto, el amor mutuo y el buen ejemplo reine entre nosotros.

Defiéndenos de los peligros, de las enfermedades, de las desgracias y, sobre todo, del pecado. Finalmente, dignate de escribir nuestro nombre en la herida más sagrada de tu Corazón y nunca permitas que se borre de nuevo, para que, después de estar unidos aquí en la tierra, algún día podamos encontrarnos todos unidos en el cielo cantando las glorias y triunfos de tu misericordia. Amén.