Devoción a la patrona de hoy 27 de septiembre de 2020

Vincent Depaul nació en Pouy, Aquitania, en 1581 en una familia pobre de campesinos. Ordenado sacerdote a los diecinueve años, primero buscó un buen alojamiento eclesiástico y llegó a entrar en la corte francesa como limosnero de la reina madre. Pero en un momento determinado, iluminado por la gracia, marcado por el encuentro con el Card. De Bérulle, se volvió a buscar a Cristo en los atribulados y los pequeños. Con santa Luisa de Marillac en 1633 dio vida a la Congregación de las Hijas de la Caridad, religiosas que en cierto modo innovaron, respecto a la forma monástica, la figura de la mujer consagrada en la Iglesia. Les ofreció un hospital para enfermos a modo de convento, una habitación alquilada para la celda, la iglesia parroquial para la capilla, las calles de la ciudad y las habitaciones del hospital para el claustro. Llamado a formar parte del Consejo de Regencia, trabajó para asegurar que los candidatos más dignos fueran colocados al frente de las diócesis y los monasterios. Murió en París el 17 de septiembre de 1660, amado y venerado como padre de los pobres.

NOVENA A SAN VICENZO DE PAOLI

1.- Oh abismo de la humildad, glorioso San Vicente, que mereció ser sacado de tu escondite por ese Dios, que se deleita en elegir las pequeñas cosas para confundir las grandes; y que, manteniéndose siempre en el más perfecto aniquilamiento y desprecio de sí mismos, y escapando con horror de las alabanzas y honores, merecieron convertirse en instrumento en la mano de Dios para las obras más admirables en beneficio de la Iglesia y de los pobres, concédenos también conocer nuestra nada y amar la humildad. Gloria. San Vicente de Paúl, padre de los pobres y nuestro patrón, ruega por nosotros

2.- Oh amado hijo de María, glorioso San Vicente, por la tierna devoción que mostraste desde temprana edad hacia tan tierna

Madre, visitando sus santuarios, erigiéndole un altar en el hueco de una encina, donde reuniste a tus compañeras para cantarle alabanzas y luego constituyéndola Patrona de todos los trabajos emprendidos por ti y realizados con tu corona en mano; concédenos que, como ella te liberó de las cadenas de la esclavitud y te trajo de regreso a tu tierra natal, para que nosotros podamos ser liberados por ti de las cadenas del pecado y conducidos a la verdadera patria del cielo. San Vicente de Paúl, padre de los pobres y nuestro patrón, ruega por nosotros

3.- Oh, hijo muy fiel de la Iglesia, glorioso San Vicente, por esa fe inquebrantable que te animó siempre y que supiste conservar intacta en medio de los peligros de la esclavitud y entre las más violentas tentaciones; por esa fe viva que te guió en todos tus emprendimientos y que buscaste, con tu palabra y a través de tus misioneros, despertar entre los pueblos cristianos y llevar a los pueblos infieles, concédenos también más, agradecer un tesoro tan preciado, y me dignaré ponérselo a tantas personas infelices que aún carecen de él. San Vicente de Paúl, padre de los pobres y nuestro patrón, ruega por nosotros

4.- Oh Apóstol de la Caridad, glorioso San Vicente, por esa tierna y eficaz compasión que sacaste del Corazón de Jesús y que te condujo a la brillante institución de tantas y variadas obras en favor de toda clase de infelices y por el alivio de todos. tipo de miseria, concédenos también una abundante participación de tu caridad y sobre todo vierte tu espíritu en las asociaciones caritativas que has fundado o inspirado por ti. San Vicente de Paúl, padre de los pobres y nuestro patrón, ruega por nosotros

5.- Oh admirable modelo de sacerdotes, glorioso San Vicente, que tanto trabajaste por la santificación del clero con la fundación de seminarios, con la institución de los ejercicios espirituales para el clero y con la fundación de los Sacerdotes de la Misión, concede a tus hijos espirituales para poder continuar sus obras a favor de los clérigos y sacerdotes, para la edificación del pueblo y para la alegría de la Iglesia. San Vicente de Paúl, padre de los pobres y nuestro patrón, ruega por nosotros

6. - ¡Oh glorioso San Vicente, patrón celestial de todas las asociaciones de caridad y Padre de todos los pobres, que nunca en tu vida rechazaste a quien se sirviera de ti, por favor! mira cuántos males estamos oprimidos y acude en nuestra ayuda. Obtener del Señor ayuda para los pobres, alivio para los enfermos, consuelo para los afligidos, protección para los abandonados, caridad para los ricos, conversión a los pecadores, celo por los sacerdotes, paz para la Iglesia, tranquilidad para los pueblos, salud y salvación para todos. Sí, que todos experimenten los efectos de tu lamentable intercesión; para que, aliviados por ti en las miserias de esta vida, podamos reunirnos contigo allá arriba, donde no habrá más duelo, ni llanto, ni dolor, sino alegría, alegría y bienaventuranza eterna. Que así sea. San Vicente de Paúl, padre de los pobres y nuestro patrón, ruega por nosotros

ORACION DE LOS VINCENTIANOS

Señor, hazme un buen amigo de todos. Haz que mi persona inspire confianza: a los que sufren y se quejan, a los que buscan la luz lejos de Ti, a los que quieren empezar y no saben cómo, a los que quieren confiar y no se sienten capaces de hacerlo. Señor ayúdame, para que no pases por delante de nadie con rostro indiferente, con el corazón cerrado, con paso apresurado. Señor, ayúdame a darme cuenta de inmediato: de los que están a mi lado, de los que están preocupados y desorientados, de los que sufren sin manifestarlo, de los que se sienten aislados sin querer. Señor, dame una sensibilidad que sepa encontrar corazones. Señor, líbrame del egoísmo, para que pueda servirte, para que pueda amarte, para que pueda escucharte en cada hermano que me hagas encontrar.

ORACIÓN DE LA FAMILIA VICENCIANA

Señor Jesús, tú que quisiste hacerte pobre, danos ojos y corazón para los pobres, para que podamos reconocerte en ellos: en su sed, en su hambre, en su soledad, en su indigencia.

Suscita en la Familia Vicenciana la unidad, la sencillez, la humildad y el fuego de la caridad que enardeció a San Vicente.

Danos la fuerza de tu Espíritu para que, fieles en la práctica de estas virtudes, podamos contemplarte y servirte en los pobres y un día, junto a ellos, unirnos contigo en tu Reino.