Devoción a la Virgen Negra y la súplica para recibir gracias.

Oh María Loretana, gloriosa Virgen, nos acercamos con confianza a ti, dale la bienvenida a nuestra humilde oración hoy.

La humanidad está molesta por los males graves de los que le gustaría liberarse. Necesita paz, justicia, verdad, amor y se engaña a sí mismo para poder encontrar estas realidades divinas lejos de su Hijo.

¡Oh madre! Llevaste al Salvador divino en tu vientre más puro y viviste con él en la casa santa que veneramos en este cerro en Loreto, obtén para nosotros la gracia de buscarlo e imitar sus ejemplos que conducen a la salvación.

Con fe y amor filial, nos llevamos espiritualmente a su bendito hogar. Para la presencia de su familia, es la Santa Casa por excelencia, a la que queremos que todas las familias cristianas se inspiren, de Jesús cada niño aprende obediencia y trabajo, de ti, oh María, cada mujer aprende humildad y Espíritu de sacrificio, de José, que vivió contigo y para Jesús, cada hombre aprende a creer en Dios y a vivir en familia y en sociedad con fiel justicia.

Muchas familias, oh María, no son un santuario donde amas y sirves a Dios, por eso te pedimos que consigas que cada uno imite al tuyo, reconociendo cada día y amando sobre todo a tu divino Hijo.

Como un día, después de años de oración y trabajo, salió de esta casa santa para hacer oír su Palabra que es Luz y Vida, tan quieto, desde los Sagrados muros que nos hablan de fe y caridad, eco de su Palabra todopoderosa que ilumina y convierte.

Te rogamos, María, por el Papa, por la Iglesia universal, por Italia y por todos los pueblos de la tierra, por las instituciones eclesiales y civiles y por los sufrientes y pecadores, para que todos puedan convertirse en discípulos de Dios. En este día de gracia, unidos con los devotos espiritualmente presentes para venerar la Casa Santa donde fuiste eclipsado por el Espíritu Santo, con fe viva repetimos las palabras del Arcángel Gabriel ::::::

¡Salve, llena de gracia, el Señor está contigo!

Todavía te invocamos:

Dios te salve María, Madre de Jesús y Madre de la Iglesia, Refugio de los pecadores, Consoladora de los afligidos, Ayuda de los cristianos.

Entre las dificultades y las frecuentes tentaciones que corremos el riesgo de perder, ¿te miramos y te repetimos:

¡Ave, Puerta del Cielo, Ave, Stella del Mare!

Que nuestra súplica vaya a ti, oh María. Te dice nuestros deseos, nuestro amor por Jesús y nuestra esperanza en ti, oh Madre nuestra.

Que nuestras oraciones bajen a la tierra con abundancia de gracias celestiales. Amén.

Hola o Regina.