Devoción del día: ser un alma celestial con María

Desprendimiento de María de la tierra. No estamos hechos para este mundo; apenas tocamos el suelo con los pies; El cielo es nuestra patria, nuestro descanso. María Inmaculada, no deslumbrada por las apariencias terrenales, despreciaba el barro de la tierra, y vivía pobre, aunque tenía en casa, Hijo obediente, Creador de todas las riquezas. Dios, Jesús: aquí está el tesoro de María; Ver, amar, servir a Jesús: este es el deseo de María… ¿No era una vida celestial en medio del mundo?

¿Somos terrenales o celestiales? Quien ama y busca la tierra se vuelve terrenal, dice San Agustín; quien ama a Dios y al cielo se vuelve celestial. ¿Y qué quiero, qué amo? ¿No siento demasiado ataque por lo poco que tengo? ¿No estoy temblando de miedo a perderlo? ¿No estoy tratando de aumentarlo? ¿No envidio las cosas de otras personas? ¿No me quejo de mi condición? ... ¿Con gusto doy limosna? ¡La persona desinteresada es muy rara! Entonces eres un alma terrenal ... ¿Pero en qué te beneficiará para la vida eterna?

El alma celestial, con María. ¿Por qué preocuparse por este mundo que huye, esta tierra que mañana tendremos que dejar? En el momento de la muerte, ¿qué nos consolará más, ser ricos o santos? ¿No valdrá más un acto del amor de Dios que las riquezas de un trono? Sursum corda, elevémonos a Dios, busquemos su gloria, su amor. Esto es imitar a María y volverse celestial. Aprendemos a decir: Todo como Dios vacío.

PRÁCTICA. - Recitar un acto de caridad; y tres veces sea bendecido, etc. privado de aquello a lo que te sientes más apegado.