Devoción del día: el temor de Dios, un freno poderoso

1. Qué es. El temor de Dios no es un temor excesivo a sus azotes y juicios; no es vivir siempre en problemas por miedo al infierno, por miedo a no haber sido perdonado por Dios; el temor de Dios es el eje de la Religión, y se forma a partir del pensamiento de la presencia de Dios, del temor filial de ofenderlo, del deber sentido de amarlo, de obedecerlo, de adorarlo; sólo los que tienen religión la poseen. ¿Lo posees?

2. Es un freno poderoso. El Espíritu Santo lo llama el principio de sabiduría; en los frecuentes males de la vida, en las contradicciones, en los momentos de adversidad, ¿quién nos sostiene frente a los estímulos de la desesperación? Temor de Dios - En las terribles tentaciones de la impureza, ¿quién evita que caigamos? El temor de Dios que un día detuvo al casto José y a la recatada Susana. ¿Quién nos detiene del robo, de la venganza oculta? El temor de Dios ¡Cuántos pecados menos si lo tuvieras!

3. Bienes que produce. El temor de Dios al presentarnos como Dios, un Padre misericordioso para nosotros, nos consuela en las tribulaciones, reaviva nuestra confianza en la Divina Providencia, nos sostiene con la esperanza del Cielo. El temor de Dios hace al alma religiosa, honesta, caritativa. El pecador está desprovisto de ella y, por tanto, vive y muere mal. Los justos la poseen; ¡Y qué sacrificios, qué heroísmo no es capaz! Pídale a Dios que nunca la pierda, sino que la aumente en usted.

PRÁCTICA. - Recitar tres Pater, Ave y Gloria al Espíritu Santo, para obtener el don del temor de Dios.