Devoción del día: el buen conocimiento de San Miguel Arcángel

El orgullo de Lucifer. El orgullo no era tolerado ni siquiera entre los ángeles, criaturas tan hermosas, tan perfectas, que formaban la corte de Dios. En cuanto Lucifer izó la bandera contra Dios, no queriendo someterse a Él, ya no hubo lugar para él en el Cielo. Una tercera parte, quizás, de los espíritus angelicales seducidos por Lucifer, admitió un solo pensamiento de orgullo, pero fue suficiente para su abuso. ¿Y qué piensas de tu orgullo?

¿Quien es como Dios? Así se explica la palabra Michele; y éste, príncipe de la milicia celestial, empuñando no la espada material, sino la de la fortaleza de Dios, se precipitó al grito de ¿quién es como Dios? contra los rebeldes; y, vencido y arrojado al infierno, los encadenó con divina omnipotencia en llamas y tormentos. ¡Qué castigo por un solo pecado de orgullo! ¡Qué humillación para esos ángeles! ¡Lo mismo será para los orgullosos! ... Piense con cuidado.

S. Michele nuestro defensor. Si fue elegido por Dios mismo para derrotar al diablo, ¿no podemos esperar que él también nos ayude a derrotarlo si lo tomamos como defensor? En vida y al borde de la muerte, ¡qué ventajas no puede traernos su ayuda contra el enemigo infernal! En las tentaciones del orgullo, la vanagloria, la vanidad, solo pensando ¿quién es como Dios? ayudará a frenar nuestro orgullo. Recuerdalo.

PRÁCTICA. - Recitar nueve Angele Dei a S. Michele. Odia tu orgullo.