Devoción del día: amor a la Iglesia católica, nuestra madre y maestra

1. Ella es nuestra Madre: debemos amarla. Las ternuras de nuestra madre terrena son tan grandes que no pueden compensarse más que con un amor vivo. Pero, para salvar tu alma, ¡qué cuidado tiene la Iglesia! Desde tu nacimiento hasta el sepulcro, ¡qué hace por ti con los sacramentos, con los sermones, con el catecismo, con las prohibiciones, con los consejos!… La Iglesia actúa como madre de tu alma; y no lo amarás; o peor aún, ¿lo despreciarás?

2. Ella es nuestra maestra: debemos obedecerla. Considere que Jesús no sólo predicó el Evangelio como una ley que deben observar los cristianos, sino que también dijo a la Iglesia, entonces representada por los Apóstoles: Quien te escucha a ti, me escucha a mí; quien te desprecia, me desprecia a mí (Luc. X, 16). La Iglesia, por tanto, ordena, en el nombre de Jesús, la observancia de fiestas, ayunos, vigilias; prohíbe, en el nombre de Jesús, ciertos libros; define lo que hay que creer. Quien no la obedece, desobedece a Jesús, ¿eres obediente a ella? ¿Cumple sus leyes y deseos?

3. Ella es nuestra soberana: debemos defenderla. ¿No es propio del soldado defender a su soberano en peligro? Somos soldados de Jesucristo, por confirmación; ¿Y no nos corresponderá defender a Jesús, su Evangelio, la Iglesia, fundada por él para gobernar nuestras almas? La Iglesia se defiende, 1 ° respetándola; 2 ° apoyando las razones contra los detractores; 3 ° rezando por su triunfo. ¿Crees que lo estás haciendo?

PRÁCTICA. - Tres Pater y Ave por los perseguidores de la Iglesia.