Devoción del día: el alma casta con María

Inmaculada pureza de María. No sujeta al pecado original, María también estuvo exenta de los estímulos de la concupiscencia, que nos libra una guerra tan amarga, con pasión impura. Espíritu, corazón, cuerpo, todo era lirio muy puro en la Virgen, de cuya mirada brillaba tal luz de candor que invitaba a la pureza. María responde fielmente a la gracia divina; y aún Niña, se consagra virgen a Dios, huye del mundo y renunciaría a ser Madre de Dios si su virginidad sufriera algún daño. ¡Oh María, yo también era pura ...!

¿Amamos la pureza? ¿Quién, en su vida, no debería quejarse de una o más caídas con respecto a la virtud santa? ¿Quién, en la tremenda batalla que mueve la carne, en la multiplicidad de pensamientos, deseos, tentaciones impuras, siempre sabe luchar y vencer? Dios ordena, en los mandamientos, combatir incluso los deseos deshonestos. A San Pablo le gustaría que se mencionara incluso la impureza entre los cristianos; Jesús, el Maestro, mostró afición por la pureza; y que he hecho

El alma casta, con la Virgen María. ¿Cómo me atrevo a llamarme hijo de María si no soy casto? ¿Con qué valor te pediré ayuda, si mi corazón está en manos del diablo impuro? - Prométeme hoy que quieres ser puro en pensamientos, miradas, palabras, obras; solo y en compañía; día y noche. Promete utilizar los medios convenientes para preservar la pureza, es decir, la oración, la mortificación, la huida de las ocasiones y el rápido recurso a María.

PRÁCTICA. - Recita tres Avemarías; practica la pureza.