Devoción del día: prepararse antes de la Comunión

Se requiere la pureza del alma. Quien come a Jesús indignamente come su condenación, dice San Pablo. No es presunción abordarlo con frecuencia, escribe Crisóstomo; pero comunión indigna. ¡Ay de los imitadores de Judas! Para recibir la Comunión, es necesaria la limpieza del pecado mortal; Para recibirlo con frecuencia, la Iglesia requiere, además del estado de gracia, la intención correcta. ¿Cumpliste estas condiciones? ¿Quieres la Comunión diaria?

Es necesario recordarlo. No es que las distracciones involuntarias hagan mala la Comunión, pero es en la meditación que el alma comprende quién es ese Jesús que desciende a nuestros corazones, y despierta la Fe; pensamos en la necesidad que tenemos de Dios y surge la Esperanza; vemos nuestra indignidad, de donde nace la humildad; se admira la bondad de Jesús, y surgen el deseo, la gratitud, la devoción del corazón. ¿Cómo te preparas para la Comunión? ¿Te tomas el tiempo suficiente?

Se requieren fervor y amor. Cuanto más ferviente es la Comunión, mayor es el fruto de ella. ¿Cómo ser tibio, mientras Jesús entra en ti todo celo por tu salvación, todo fuego de caridad por ti? Si Jesús se muestra tan bien que no te desprecia, al contrario, entra en ti, aunque pobre y pecador, ¿cómo no vas a amarlo? ¿Cómo no arderás de amor por él? ¿Cuál es tu fervor en las Comuniones?

PRÁCTICA. - Haz algunas pruebas sobre la forma en que te comunicas.