Devoción del día: reflexionemos sobre los pequeños pecados

El mundo los llama trivialidades. No solo los malos que, acostumbrados al pecado, viven sin tantos escrúpulos, como dicen; pero los buenos mismos con qué facilidad se excusan y se permiten pequeños pecados deliberados. Llaman la mentira, la impaciencia, las pequeñas transgresiones, bagatelas; trivialidades y melancolías para cuidarse de las pequeñas malicias, del murmullo, de las distracciones ... ¿Cómo las llamas? ¿Cómo lo miras?

Jesús los condena como pecados. Una transgresión de la ley, aunque pequeña, pero de voluntad deliberada, no puede ser indiferente a Dios, autor de la ley, que exige su perfecta observancia. Jesús condenó las malas intenciones de los fariseos; Jesús dijo: No juzguéis y no seréis juzgados; incluso con una palabra ociosa darás cuenta del Juicio. ¿En quién debemos creer, en el mundo o en Jesús? Verás en la balanza de Dios si fueron bagatelas, escrúpulos, melancolías.

No entran al cielo. Está escrito que nada manchado sube allí. Aunque son pequeños, y Dios no condena los pequeños pecados al infierno, nosotros, sumergidos en el Purgatorio, allí permaneceremos mientras subsista la última migaja, entre esas llamas, entre esos dolores, entre esos dolores abrasadores; ¿Con qué contaremos entonces con los pequeños pecados? Alma mía, reflexiona que el Purgatorio será tu turno, y quién sabe por cuánto tiempo ... ¿Y quieres seguir pecando? ¿Y todavía dirás tonterías de un pecado castigado por Dios tan severamente?

PRÁCTICA. - Realizar un acto de sincera contrición; proponga evitar los pecados intencionales.