Devoción del día: utilidad del fervor en Dios

Es fuente de virtud y mérito. El tibio deja escapar mil oportunidades de virtud; ¡y por la noche se da cuenta de su pobreza! El hombre ferviente se aferra a todo para crecer en la bondad: pureza de intención, oración, sacrificios, paciencia, caridad, exactitud en el deber: ¡y cuántas virtudes ejerce! Y, dado que el mérito de las acciones depende sobre todo de la razón y el ardor con que se realicen, ¡cuántos méritos son posibles en un día!

Es una fuente de nuevas gracias. ¿Sobre quiénes dirigirá el Señor su mirada complaciente? ¿Sobre quiénes esparcirá sus tesoros, si no sobre almas fieles, agradecidas y dispuestas a hacer buen uso de ellos? Las almas ingratas, pecadores enemigos de Dios, reciben cada vez gracias ilimitadas; pero ¡cuánto más deben obtener las almas santas, humildes, fervientes, siempre unidas a Dios, que lo añoran y lo viven! ¿Como vives?

Es fuente de paz y consuelo. El amor aligera toda carga y dulcifica todo yugo. Nada cuesta a los que aman mucho. ¿De dónde sacaron los santos esa paz profunda en medio de la oposición? ¿Esa santa confianza que los hizo descansar en Dios, esa alegría entre sacrificios y esa santa dulzura de corazón digna de envidia? ¿Qué un día nos hizo tan felices y contentos? Las cruces mismas eran fáciles; ¡nada nos asustaba! ... En eso de éramos fervientes y todos de Dios; ahora todo es pesado! ¿Por qué? ... Somos tibios.

PRÁCTICA. - Haz tres actos de ferviente amor: Jesús, Dios mío, te respiro por encima de todo.