Devoción de hoy: sea paciente

Paciencia exterior. ¿Qué dices de una persona que, ante cualquier adversidad, estalla en palabras de enfado, vivacidad, riñas, insultos a los demás? Tu propia razón condena la ira, la impaciencia, como algo indigno de un alma razonable, como algo inútil para vencer la oposición, como un mal ejemplo para quienes nos ven. ¡Pero Jesús lo condena, además, como un pecado! Aprende a ser manso ... ¿Y en cuántas impaciencias caes?

2. Paciencia interior. Esto nos da dominio sobre nuestro corazón y reprime la confusión que surge dentro de nosotros; virtud difícil, sí, pero no imposible. Con él escuchamos la herida, vemos nuestro derecho; pero aguantamos y callamos; no se dice nada, pero el sacrificio hecho por amor a Dios no sufre menos: ¡qué meritorio es a sus ojos! Jesús le ordenó: Con paciencia poseeréis vuestras almas. Y tú murmuras, te enojas, ¿qué sacas de eso?

3. Grados de paciencia. Esta virtud conduce a la perfección, dice Santiago; nos confiere el dominio sobre nosotros, que es la base de la formación espiritual. El 1er grado de paciencia consiste en recibir los males con resignación, porque somos y nos consideramos pecadores; el segundo en recibirlos de buena gana, porque vienen de la mano de Dios; el tercero en añorarlos, por amor al paciente Jesucristo. ¿Hasta qué punto has ascendido ya? ¡Quizás ni siquiera el primero!

PRÁCTICA. - Reprimir los movimientos de impaciencia; recita tres Pater a Jesús.