Devoción de hoy: tomemos un santo como ejemplo

1. Cuánto puede en nuestro corazón. Vivimos en gran parte por imitación; al ver hacer el bien a los demás, una fuerza irresistible nos mueve, y casi nos impulsa a imitarlos. San Ignacio, san Agustín, santa Teresa y un centenar más reconocen gran parte de su conversión al ejemplo de los santos… ¡Cuántos confiesan haber sacado de allí, virtud, ardor, llamas de santidad! ¡Y leemos y meditamos tan poco sobre la vida y el ejemplo de los santos! ...

2. Nuestra confusión en comparación con ellos. En comparación con los pecadores, el orgullo nos ciega, como el fariseo cercano al recaudador de impuestos; pero ante los heroicos ejemplos de los santos, ¡qué pequeños nos sentimos! ¡Comparemos nuestra paciencia, nuestra humildad, la resignación, el fervor en las oraciones con sus virtudes, y veremos cuán miserables son nuestras virtudes jactanciosas, nuestros méritos fingidos y cuánto tenemos que hacer!

3. Elijamos a un santo en particular como nuestro modelo. La experiencia demuestra lo útil que es elegir cada año a un santo como protector y maestro de una virtud que nos falta. Será la dulzura en San Francisco de Sales; será el fervor en Santa Teresa, en San Felipe; será el destacamento en San Francisco de Asís, etc. Intentando durante todo el año reflejarnos en sus virtudes, sin duda lograremos avances. ¿Por qué dejar de lado una práctica tan buena?

PRÁCTICA. - Elija, con el consejo del director espiritual, un santo como patrón y, a partir de hoy, siga sus ejemplos. - Pater y Ave al Santo elegido.