Devoción de San Geltrude: saludo a las heridas de Jesús

ORACION DIARIA
Oh Jesús, Cabeza divina, de quien me siento miembro, sé la vida de mi vida: te doy mi pequeña humanidad de adopción y gracia, para que puedas prolongar tu existencia terrenal en ella y pasar todavía entre los hombres, haciendo el bien: aquí está mi mente para pensar, mis labios para hablar, mis ojos para mirar, mis manos para trabajar, mi corazón para amar, todo mi cuerpo para servirte como un instrumento dócil, para que pueda, dominado por tu espíritu, irradiar tus virtudes y repetir el entusiasta grito de san Pablo: «¡Ya no soy yo quien vive, sino que Cristo vive en mí! ».

SALUDO A LAS MANGAS DE JESÚS
Santa Geltrude había saludado a cada Pia-ga de Jesús, recitando la siguiente oración 5466 veces: el Salvador se le apareció, con una flor en cada raqueta de nieve, brillante cuenta de oro, y 1 y dijo: «En este maravilloso estado te apareceré en el momento de la muerte, y borraré todos tus pecados, cubriéndolos con la misma gloria con la que has cubierto mis heridas. La misma recompensa tendrá quienes logren esta práctica saludable ».

Gloria a ti, o dulce, muy dulce, muy generosa o soberana, excelente, radiante y siempre invariable Trinidad, por estas rosas de amor divino, por las heridas de Jesús, quien es el único amigo, el único elegido de los mi corazón.

(Al recitar este saludo 5 veces al día, se alcanza el mismo número de St. Geltrude en tres años, y se garantiza el mismo privilegio).