Devoción cuaresmal: escucha la palabra de Dios

Mientras hablaba, una mujer de la multitud lo llamó y le dijo: "Bienaventurado el útero que te trajo a ti y el pecho en el que amamantaste". Él respondió: "Más bien, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la guardan". Lucas 11: 27-28

Durante el ministerio público de Jesús, una mujer en la multitud llamó a Jesús, honrando a su madre. Jesús lo corrigió de alguna manera. Pero su corrección no fue la que disminuyó la dicha de su madre. Más bien, las palabras de Jesús elevaron la dicha de su madre a un nuevo nivel.

¿Quién más que nuestra Santísima Madre cada día "escucha la palabra de Dios y la observa" con perfección? Nadie merecía más esta elevación a la dicha de nuestra Santísima Madre.

Esta verdad se vivió en particular mientras estaba al pie de la Cruz, ofreciendo a su Hijo al Padre con pleno conocimiento de su sacrificio salvador y con el pleno consentimiento de su voluntad. Ella, más que cualquier otro seguidor de su Hijo, entendió las profecías del pasado y las abrazó con total sumisión.

¿Y tú? Al mirar la cruz de Jesús, ¿puedes ver tu vida unida a la de él en la cruz? ¿Eres capaz de abrazar la carga del sacrificio y la entrega que Dios te está llamando a vivir? ¿Eres capaz de mantener cada mandamiento de amor de Dios, no importa cuánto te pida? ¿Eres capaz de "escuchar la palabra de Dios y observarla?"

Reflexione hoy sobre la verdadera felicidad de la Madre de Dios. Ella abrazó completamente la palabra de Dios y la observó a la perfección. Como resultado, fue bendecida sin medida. Dios también desea bendecirte abundantemente. El único requisito de estas bendiciones es la apertura a la palabra de Dios y su pleno abrazo. Comprender y abrazar el misterio de la Cruz en tu vida es realmente la fuente más rica de las bendiciones del cielo. Comprende y abraza la Cruz y serás bendecido con nuestra Santísima Madre.

Querida Madre, has permitido que los misterios del sufrimiento y la muerte de tu Hijo penetren en tu mente y despierten una gran fe. Como entiendes, también has aceptado. Les agradezco su testimonio perfecto y rezo para que siga su ejemplo.

Madre mía, llévame a las bendiciones que tu Hijo te ha otorgado. Ayúdame a encontrar un gran valor al abrazar libremente la Cruz. Siempre me gustaría ver a la Cruz como la fuente de las mayores alegrías de la vida.

Mi sufrimiento Señor, te miro con tu madre y rezo para que pueda verte como ella te ve a ti. Rezo para que pueda entender la profundidad del amor que motivó tu completo don de ti. Derrama tus abundantes bendiciones sobre mí mientras trato de entrar más plenamente en este misterio de tu vida y sufrimiento. Creo, querido señor. Por favor ayuda mis momentos de incredulidad.

Madre María, ruega por mí. Jesús, creo en ti.