Devoción en el día: juzgar, hablar, trabajar

Dos pesos al juzgar. El Espíritu Santo maldice a los injustos en su balanza ya los estafadores en su peso; ¡A cuántas cosas se puede aplicar esta oración! Considere cómo le encanta que lo juzguen favorablemente, cómo está enojado con quienes malinterpretan sus cosas, cómo espera que ellos piensen bien de usted: esta es la carga para usted; pero ¿por qué todos desconfían de los demás, fáciles de juzgar mal, condenan todo, no simpatizan? ... ¿No tienen, pues, una doble e injusta carga?

Dos pesos al hablar. Usa la caridad que quieres que se use a ti mismo hablando con los demás, dice el Evangelio. ¡Seguro que lo esperas para ti! Ay de ti si otros murmuran de ti; ay de ella en palabras; ¡Ay si otros no tienen un trato caritativo contigo! Inmediatamente empiezas a gritar por la mentira, por la injusticia. ¿Pero por qué murmuras de tu vecino? ¿Por qué captas cada defecto? ¿Por qué le mientes y le tratas con tanta dureza, dureza y orgullo?… Aquí está el doble peso condenado por Jesús.

Dos pesos en las obras. Siempre es ilegal usar el fraude, causar daño, enriquecerse a expensas de otros, y gritas que la buena fe ya no se encuentra, quieres que otros sean amables, complacientes, caritativos contigo; odias el robo en el próximo ... Pero, ¿qué delicadeza usas en los intereses? ¿Qué pretextos buscas para robar cosas ajenas? ¿Por qué rechazas un favor a quienes te lo piden? Recuerde que la doble carga es condenada por Dios.

PRÁCTICA. - Examina, sin amor propio, si no tienes dos medidas; hace un acto de caridad.