Devoción práctica para hacer hoy 27 de julio

SALVACIÓN ETERNA

1. ¿Seré salvo o condenado? Terrible pensamiento que decide no de una vida, no de un trono, no de un siglo, sino de una eternidad, de mi felicidad o infelicidad perpetua. Dentro de unos años, estaré con los santos, con los ángeles, con María, con Jesús, en el cielo, en medio de goces inefables; o con demonios, entre los gritos y las desesperaciones del infierno? Unos pocos años de vida, pasados ​​bien o mal, decidirán mi destino. Pero si decides hoy, ¿qué oración tendría?

2. ¿Puedo salvarme a mí mismo? Pensamiento de desconfianza que no sirve de nada. Es de fe que Dios quiere que todos se salven. Con este propósito, Jesús derramó su Sangre y me enseñó los medios para alcanzar la salvación. En todo momento, las inspiraciones, las gracias, las ayudas especiales, me dan una promesa segura de que Dios me ama y está comprometido a salvarme. Depende de nosotros hacer uso de los medios para asegurar nuestra salvación. Nuestra culpa si no lo hacemos. ¿Trabajas para salvarte?

3. ¿Estoy predestinado? ¡Pensamiento desesperado que llevó a tantas almas al desorden y la ruina! Para las cosas terrenales, para la salud, para la suerte, para los honores, nadie dice que la fatiga, tomar remedios es inútil, ya que lo que es el destino, nos golpeará por igual. Evitemos pensar si estamos, sí o no, predestinados; pero escuchemos a San Pedro que escribe: Fatíguese con buenas obras y asegúrese de que su elección sea segura (II Petr. 1, 10). ¿Parece que luchas por este propósito?

PRÁCTICA. - Elimine inmediatamente el obstáculo que le impide salvarse; recita tres Salve Regina a la Virgen