Devoción práctica del día: cómo escuchar la misa

1. Varios métodos. El Espíritu sopla donde quiere, dice Jesús, y no hay mejor método que el otro; todos siguen el impulso de Dios Un método excelente es, durante la Misa, la meditación sobre la Pasión de Jesús, representada en el Santo Sacrificio. También es santo acompañar los actos del sacerdote con oraciones adecuadas para penetrar en la santidad del Sacrificio, por ejemplo con el uso del Messalino. Pero cualquier otra oración o meditación también es algo bueno, uniéndonos al celebrante. Utilice el método que más le apetezca.

2. Escúchalo con devoción. La fe nos pinta el Altar como si fuera el Calvario: la Sangre de Jesús es ofrecida al Padre por nuestro amor: tantos frutos podemos esperar de la Santa Misa: los Ángeles te asisten temblando, y nos atreveremos a asistirte sin alma, sin ¿amor? El cielo se regocija, el Purgatorio espera el fruto de la Misa, los pecadores imploran la gracia de la conversión, los justos la santificación y ¡os atendemos fríos!

3. Ayudarle con cuidado. En el momento de la Misa, ¡se lo debemos a Dios! el cuerpo en actitud humilde y serena, el espíritu penetrado de los altos misterios y en la oración ferviente, el corazón caliente de gratitud y amor. Pero los que lo asisten como los judíos del Calvario, praetereuntes, con indiferencia, como ante cualquier acción: illudentes, casi como un juego de la costumbre, riendo; blasfemantes, pecando por vanidad, por inmodestia, por motivos ocultos. No seas uno de estos también.

PRÁCTICA. - Escuche la Santa Misa con toda atención; Ofrézcalo en sufragio de las Almas del Purgatorio.