Devoción práctica del día: cómo orar

Plegarias sin responder. Dios es infalible en sus promesas: si nos prometió que cada oración será respondida, es imposible que no lo sea. Sin embargo, a veces no lo es; porque no rezamos bien, dice Santiago. Pedimos gracias de las cosas temporales que serían nuestra ruina, pedimos gracias para el alma, pero fuera de tiempo; abogamos por la virtud de nuestro capricho, no según la voluntad de Dios; no concediéndonos, afortunadamente nos quita un arma fatal de nuestras manos. ¿Estás convencido de ello?

Oraciones desatentas. A veces se exigen gracias de primer orden, de perseverancia, de santidad, con cinco minutos de oración, y oración desatendida, hecha en los labios. ¡Qué presunción es esta! La atención es el alma de la oración, dicen los Padres. Una palabra del poder del corazón es más valiosa que decir muchas apresuradamente, dice Santa Teresa. Pero si las distracciones son involuntarias, no tenemos miedo; no estaremos satisfechos, pero Dios mira la disposición del corazón.

Oraciones devotas. Orar es amar, dice San Agustín. El que ama poco, reza poco; quien ama mucho, reza mucho; los santos más amorosos nunca se conformaron con orar; Jesús, el Santísimo, pasó la noche en oración. Dios quiere el corazón, la voluntad, el fervor, el amor; y esto forma precisamente devoción. Incluso cuando el corazón está frío, incluso al recitar oraciones que no pretendes, repite santos deseos, afectos de confianza, de amor, y con gusto ascenderán al trono de Dios ¿Quién no puede hacer esto?

PRÁCTICA. - Di tus oraciones lenta y sinceramente.