Devoción práctica del día: el don de la Sabiduría

1. Prudencia humana. San Gregorio lo describe perfectamente: la prudencia humana nos enseña a pensar en el presente; habrá tiempo para el futuro. Saber vivir, saber disfrutar, saber engañar, saber mantener el lugar, saber vengarse de las injurias recibidas: eso es prudencia humana. Enseña a adaptarse a la moda para no desaparecer; hacer lo que hacen los demás para escapar del sarcasmo; para ganar dinero; buscar placer mientras hay tiempo: ¡tal es la sabiduría del mundo! Piensa si eso es lo que también te gusta.

2. Sabiduría divina. El Espíritu Santo bautizó la necedad y la prudencia mundana; y la Sabiduría increada dijo; ¿De qué sirve ganar el mundo entero y luego perder el alma? Con el don de la Sabiduría, el alma piensa en lo más necesario, que es salvarse. Gusta las cosas celestiales y, hallando dulce el yugo del Señor, se somete a ellas; practicar virtudes, mortificaciones; todo lo dirige a Dios por amor a él y por su propia salvación. Aquí está la sabiduría celestial; ¿la conoces?

3. Cuál es nuestra sabiduría. El número de necios es infinito, dice el Espíritu Santo (Ecl. I, 15). ¿Qué buscas en la vida? Cual es tu ideal? Quizás te burles de los devotos, los sencillos, los humildes, los penitentes…; pero ¿siempre reirás? Tal vez parezca demasiado pronto para entregarse a Dios, vivir para él, amarlo: pero, ¿tendrá entonces tiempo para hacerlo mañana? Pide el don de la Sabiduría para que te enamores de la virtud, del Cielo, de Dios.

PRÁCTICA. - Con mortificaciones, implora la Sabiduría celestial; recita siete Gloria alto Spirito S.