Devoción práctica del día: el examen de conciencia todas las noches

Mal examen. Incluso los paganos sentaron las bases de la sabiduría, conócete a ti mismo. Séneca dijo: Examínense, acusen, recuérdense, condenen. Para el cristiano, todo el día debe ser un examen continuo para no ofender a Dios. Al menos por la noche entra en ti mismo, busca los pecados y sus causas, estudia el mal propósito de tus acciones. No te disculpes: antes de que Dios pida perdón, promete enmendarte.

Examen de la propiedad. Cuando, por la gracia de Dios, nada grave reproche a tu conciencia, mantente humilde, que mañana puedas caer en serio. Examina el bien que haces, con qué intención, con qué fervor lo haces; busca cuántas inspiraciones has despreciado, cuántas mortificaciones omitiste, cuánto mayor bien podría Dios prometerte de ti, estudia cuánto podrías, hacer más según tu estado; Reconócete imperfecto, pide ayuda. Esto solo toma unos minutos, siempre que lo desee.

Examen de nuestro progreso. Un examen general del acto aporta pocas ventajas sin pensar en los medios para enmendarse y progresar. Mira hacia atrás, mira si hoy fue mejor que ayer, si en esa ocasión pudiste vencerte a ti mismo, si en ese peligro saliste victorioso, si en tu vida espiritual hubo progreso o retroceso; pon una penitencia voluntaria para esa caída diaria, propone una mayor vigilancia, una oración más atenta. ¿Lo haces tu examen?

PRÁCTICA. - Convénzase de la necesidad del examen; hazlo siempre; dice el Creador Veni.