Devoción práctica del día: reaccionar ante las caídas del pecado

1. Cada día nuevos pecados. El que dice no tener pecado, miente, dice el Apóstol; el mismo justo cae siete veces. ¿Puede enorgullecerse de pasar un solo día sin el reproche de su conciencia? En pensamientos, palabras, obras, intenciones, paciencia, fervor, ¡cuántas cosas viciosas e imperfectas hay que ver! ¡Y cuántos pecados desprecias, como bagatelas! ¡Oh Dios mío, cuántos pecados!

2. ¿De dónde vienen tantas caídas? Algunos lo sorprenden, pero ¿no podríamos tener más cuidado con ellos? Otros son ligeros: pero Jesús dijo: velad; el Reino de Dios sufre violencia. Otros son de debilidad; pero si muchas almas santas han podido sostenerse para volverse fuertes, ¿por qué nosotros no? Otros son malicia enteramente voluntaria, y estos son los más culpables; ¡Por qué cometidos contra un Dios tan bueno y terrible! ... ¡Y los replicamos con tanta facilidad!

3. Cómo evitar caídas. Los pecados cotidianos deben llevarnos a la humillación, al arrepentimiento: ¡nunca a la desesperación! Esto no ayuda a la enmienda, al contrario, nos aleja de Dios confiando en quien la Magdalena, los adúlteros, los buenos ladrones encontraron la salvación. La oración, las resoluciones firmes, la vigilancia constante, la asistencia a los sacramentos, las meditaciones asiduas bien hechas, son medios capaces de disminuir y prevenir las caídas. ¿Cómo utiliza estos medios?

PRÁCTICA. - Trate de hacer que el día pase sin pecado; recita nueve Avemarías a la Virgen.