Devoción práctica: Descubriendo las virtudes de la oración del 'Padre Nuestro'

Porque nuestro Padre y no el mío. Jesús orando en Getsemaní dijo: Padre mío; Él era el verdadero, el único Hijo de Dios; todos juntos, por adopción, somos hijos de Él. Por eso, nuestra palabra es más apropiada, porque recuerda el beneficio común. Mío, trae consigo un sonido tierno, pero aislado, exclusivo, nuestro, expande el pensamiento y el corazón; la mía expresa una sola persona rezando: la nuestra, recuerda a toda una familia; esta palabra nuestra, ¡qué hermoso acto de fe en la Providencia universal de Dios!

Hermandad y caridad. Todos somos iguales ante Dios, ricos y pobres, jefes y dependientes, sabios e ignorantes, y lo profesamos con la palabra: Padre Nuestro. Todos somos hermanos de naturaleza y origen, hermanos en Jesucristo, hermanos aquí en la tierra, hermanos de la Patria Celestial; nos lo dice el Evangelio, el Padre Nuestro nos lo repite. Esta palabra resolvería todos los problemas sociales si todos la hablaran con el corazón.

Virtud de nuestra palabra. Esta palabra te une a todos los corazones que oran aquí abajo ya todos los santos que en el Cielo invocan a Dios, ¿puedes ahora valorar el poder, la virtud de tu oración, unida y corroborada por tantos méritos? Con nuestra palabra, haz un alto continuo de caridad, orando por tu prójimo, por todas las personas desamparadas y atribuladas de este mundo o del Purgatorio. Por tanto, con qué devoción debes decir: ¡Padre nuestro!

PRÁCTICA. - Antes de recitar el Padre Nuestro, piensa en A quién rezas. - Recita algunos para los que no rezan