Mes de diciembre dedicado a la Inmaculada Concepción. Oración a María para pedir una gracia

Oh María, Virgen Inmaculada, en esta hora de peligro y angustia, Tú eres, después de Jesús, nuestro refugio y nuestra suprema esperanza. ¡Salve, Reina, Madre de Misericordia, vida, dulzura nuestra, consuelo y esperanza nuestra! Te clamamos que eres dulce con los que te aman, pero terrible contra el diablo como un ejército desplegado en el campo. Te suplicamos que apartes de nuestras iniquidades la mirada de la Justicia eterna y vuelvas la mirada de la Divina Misericordia hacia nosotros. ¡Una sola mirada, oh Madre celestial, una mirada de Jesús y de Ti, y seremos salvos! ¡Y los designios de la impiedad caerán en vano y se derretirán como cera en el fuego! ¡Concede muchos votos y muchas oraciones! No digas que no puedes, oh María, porque tu intercesión es omnipotente en el Corazón de tu Divino Hijo, y Él no sabe nada para negarte. No digas que no lo quieres, porque Tú eres nuestra Madre, y tu Corazón debe ser movido por los males de tus hijos. Por lo tanto, ya que puede y sin duda lo desea, ¡apúrate en nuestra ayuda! ¡Deh! sálvanos, que no perezcan los que en ti confían y te piden sólo lo que tanto deseas: el reino de tu hijo en todo el universo y en todos los corazones. Nunca se ha escuchado que alguien haya recurrido a tu mecenazgo y haya sido abandonado. ¡Así que reza por nuestra patria que te ama! Preséntate a Jesús, recuérdale tu amor, tus lágrimas, tus dolores: Belén, Nazaret, Calvario; ¡Ruega por nosotros y obtén la salvación de tu pueblo! Oh María, por el dolor de Tu Corazón cuando te encontraste con Jesús cubierto de sangre y heridas en el camino al Calvario, ¡Ten piedad de nosotros!

¡Oh María, por el amor que invadió tu Corazón, cuando nos fuiste entregada como Madre al pie de la Cruz de Jesús, ten piedad de nosotros!

Oh María, por el dolor de Tu Corazón al ver a tu amado Hijo muriendo en la Cruz entre los tormentos más atroces, ¡ten piedad de nosotros!

Oh María, por el dolor de Tu Corazón cuando el Corazón de Jesús fue atravesado por la lanza, ¡Ten piedad de nosotros!

¡Oh María, por tus lágrimas, por tus dolores, por el corazón de tu madre, ten piedad de nosotros!