Divina Misericordia: el reflejo del 12 de abril de 2020

La comunión con la Trinidad debe ser el propósito central de nuestra vida. Y aunque podemos conversar y decir sus palabras, la forma más profunda de comunicación está más allá de las palabras. Es una unión, un regalo de nosotros mismos y un regocijo en su misericordia. Conocer y conversar con la Trinidad debe tener lugar en las profundidades de nuestras almas a través de un lenguaje entendido de una manera que las palabras no puedan contener (Ver Diario n. 472).

¿Conoces a dios? ¿Conoces al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo? ¿Estás en comunión diaria con ellos, hablándoles, escuchándolos? Reflexiona sobre tu conocimiento de las Personas Divinas de la Trinidad. Todos "hablan" a su manera. Todos te llaman, comunicándote, amándote. Haz que tu alma conozca a la Gente de la Santísima Trinidad. Una relación con ellos satisfará los deseos más profundos de tu alma.

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, por favor ven y mora en mi alma. Ayúdame a conocerte y amarte profundamente en mi ser. Quiero estar en comunión contigo y escucharte hablar tu misterioso lenguaje de amor. Santísima Trinidad, confío en ti.