Divina Misericordia: el reflejo del 27 de marzo de 2020

Mortificación interior

Uno de los mayores regalos que podemos hacer a nuestro Divino Señor es nuestra voluntad. A menudo queremos lo que queremos cuando lo queremos. Nuestra voluntad puede volverse obstinada y obstinada y esto puede dominar fácilmente todo nuestro ser. Como resultado de esta tendencia pecaminosa hacia la voluntad, una cosa que deleita mucho a nuestro Señor y produce abundancia de gracia en nuestra vida es una obediencia interna a lo que no queremos hacer. Esta obediencia interior, incluso a las cosas más pequeñas, mortifica nuestra voluntad para que seamos libres de obedecer más plenamente la gloriosa Voluntad de Dios (Ver Diario # 365).

¿Qué quieres con pasión? Más específicamente, ¿a qué te aferras obstinadamente con tu voluntad? Hay muchas cosas que queremos que puedan abandonarse fácilmente como sacrificio por Dios. Puede que no sea que lo que queremos sea malo; más bien, deje que nuestros deseos y preferencias internas nos cambien y nos preparen para ser más receptivos a todo lo que Dios quiere darnos.

Señor, ayúdame a hacer que mi único deseo sea la perfecta obediencia a ti en todas las cosas. Me gustaría aferrarme a tu voluntad para mi vida en cosas grandes y pequeñas. Que pueda encontrar en esta sumisión de mi voluntad la gran alegría que proviene de un corazón totalmente sumiso y obediente a Ti. Jesús, creo en ti.