Divina Misericordia: reflejo del 9 de abril de 2020

Dios nos sonríe y nos da recompensas por el amor que le ofrecemos a él y a los demás. Nuestras obras de amor, cuando se inspiran en su gracia, se convierten en tesoros en el cielo. Pero eso no es todo lo que se convierte en tesoro. Nuestro deseo de hacer el bien y servir a Dios también cambia. Dios ve todas las cosas, incluso nuestros más pequeños y sinceros deseos, y transforma todo en gracia (Ver Diario n. 450).

¿Qué quieres en la vida? ¿Qué deseas? ¿Le parece que sus deseos están unidos a los actos pecaminosos? O descubra que sus deseos y deseos son para las cosas buenas del cielo y las obras de Dios. ¡Intente transformar sus deseos también y será bendecido!

Señor, te ofrezco mi corazón y cada deseo dentro de él. Ayúdame a desear ardientemente que tú y tu santa Voluntad se realicen en este mundo. ¿Puedo desear lo que deseas y desear la abundancia de la Misericordia en nuestro mundo? Jesús, creo en ti.